DESARROLLO TERRITORIAL
John Mellor, profesor de Cornell, sostiene que un impulso significativo de la producción de los campesinos y otros pequeños productores comerciales rurales se traduce en un aumento de la demanda de bienes y servicios no transables a nivel local (educación, servicios de salud y atención médica, servicios personales, vivienda, servicios públicos, recreación, transporte, comunicaciones, recreación) y del comercio, lo que aumenta el ingreso de los trabajadores rurales no agropecuarios e induce un incremento del empleo y del ingreso de la región más o menos bien distribuido entre la población local. Esta es una afortunada coincidencia que permite inscribir políticas de fomento de la productividad y de la producción de los pequeños productores rurales como políticas de desarrollo de los territorios en donde predomina ese tipo de agricultura y como políticas con impacto distributivo positivo a nivel nacional y una disminución significativa de la pobreza rural ( Agricultural Development and Economic Transformation: Promoting Growth with Poverty Reduction, Palgrave Mc Millan, Londres, 2017).
Para que esto se lleve efectivamente a cabo en Colombia, hace falta un firme compromiso de gobierno al más alto nivel, en administraciones consecutivas, con la planeación y ejecución de políticas de fomento a la producción del pequeño productor rural. Es esencial fortalecer las instituciones a cargo de este programa. Se debe comenzar por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, que necesita un cambio extremo, buenos ministros y elevar el nivel técnico de su personal. Es un ministerio más politiquero que técnico. Debería ser técnico y desterrar al clientelismo.
Se debe poner en marcha a muy corto plazo un programa de acceso a la tierra, a los demás factores de producción y a sistemas de comercializa- ción, reforma agraria, repartir tierra incautada por extinción de dominio, fomentar la creación de bancos municipales de tierra, actualizar el catastro rural para aumentar el recaudo del impuesto predial y formalizar la propiedad. El aumento de este impuesto dinamizará el mercado de tierras y el arrendamiento de las mismas.
Para asegurar que los productores tienen acceso a la tecnología y asistencia técnica hay que organizar un sistema nacional de extensión en colaboración con el ICA, CORPOICA, la Universidad Nacional, las universidades departamentales y municipales y posiblemente con la asesoría de una universidad extranjera. Es preciso involucrar a las comunidades y a los gobiernos regionales y sobre todo aislar al programa del clientelismo. Además, se necesita reformar el programa de crédito agropecuario, posiblemente restructurar el Banco Agrario, dotar a CORPOICA de mayores recursos (el director de este instituto estima que necesita el doble de lo que tiene disponible), y promover la investigación biológica en las universidades. También es crítico aumentar la inversión en caminos, vías terciarias, logística y otras formas de acceso de la producción al mercado. Es una oportunidad que no se debe dejar pasar. Se avanza en el cumplimiento del acuerdo de paz, se crea trabajo y baja la pobreza en las regiones