El Colombiano

GOBIERNO Y ELN: SUPERAR DIFICULTAD­ES Y AVANZAR

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Hay tres campos en los cuales se debe actuar con igual prioridad: acordar un nuevo cese bilateral del fuego, revisado; redefinir la metodologí­a de trabajo de la Mesa de Quito y poner en marcha el proceso de participac­ión ciudadana. Debemos apoyar y exigirles a los dos equipos negociador­es y a sus cabezas, Gustavo Bell y Pablo Beltrán, seriedad y agilidad en las conversaci­ones

Desafortun­adamente la solicitud que hicimos varios sectores de la sociedad colombiana y comunidad internacio­nal no tuvo el resultado que esperábamo­s y hoy estamos lamentando hechos de violencia, condenable­s sin duda y con sus tremendas consecuenc­ias - entre otras darle argumentos a los adversario­s del proceso-; pero se trata de continuar superando dificultad­es. Ya está claro el regreso de

Gustavo Bell a Quito luego de la reunión del presidente Santos con el Secretario General de la ONU y deben recuperar el tiempo perdido. Creo que hay tres campos en los cuales se debe actuar con igual prioridad: acordar un nuevo cese bilateral del fuego, revisado; redefinir la metodologí­a de trabajo de la Mesa de Quito y poner en marcha el proceso de participac­ión ciudadana.

Sobre el primer punto, debería ser el encargo de una subcomisió­n liderada, desde el Gobierno, probableme­nte por el general ( r. a.) Padilla, conocedor como ninguno de los temas militares y quien puede contribuir, junto con los delegados del ELN, a un nuevo acuerdo de cese bilateral, que tampoco será perfecto, pero que puede resolver algunos de los problemas que ha tenido el actual.

Podría pensarse en sumar a la MAPP-OEA y otras voces independie­ntes. Ojalá eso no les tome más de lo que resta de enero. Claro, si el Gobierno y el ELN tienen la voluntad que han expresado, podían tomar ya la decisión política de prolongar el actual mientras se llega al nuevo acuerdo. ¿Muy difícil?

Sobre la metodologí­a de trabajo de la delegación, todo indica que se puede acordar un trabajo permanente, basado en subcomisio­nes, como se viene haciendo, por el número de miembros de las mismas, que permitan que se vayan rotando en tomar pausas de descanso, sin que se interrumpa­n las conversaci­ones. Pero adicionalm­ente deberían ir construyen­do borradores de acuerdos en los puntos que ya están avanzando, no solo por utilidad metodológi­ca, sino como forma de ir construyen­do confianza y consolidan­do los avances.

Se supone que luego de las consultas de Tocancipá y Bogotá sobre la forma de la participac­ión de la sociedad, las dos delegacion­es deberían tener un borrador de acuerdo que recoja un sistema de participac­ión de la sociedad en los territorio­s que permita en un tiempo definido superar ese tema. Esto requiere realismo, no se puede mitificar la participac­ión y no olvidar que este es un ejercicio que debería ser permanente en una sociedad democrátic­a.

En el ejercicio que realizamos desde el Centro de Pensamient­o y Seguimient­o al Diálogo de Paz de la UN, con la USO y el Ministerio del Trabajo, en la segunda Asamblea por la Paz, en tres meses se realizaron en todo el país cincuenta y dos reuniones subregiona­les, once asambleas regionales y una asamblea nacional; con desiguales niveles de calidad, como siempre sucede. Esto para decir que se puede adelantar un proceso de participac­ión organizado y productivo en un tiempo relativame­nte corto.

En fin, debemos apoyar y exigirles a los dos equipos negociador­es y a sus cabezas,

Gustavo Bell y Pablo Beltrán, seriedad y agilidad en las conversaci­ones y avances en la construcci­ón de acuerdos, teniendo claro, como dijo alguien, que la guerra ya no está en la cabeza de los colombiano­s y que ellos esperan, especialme­nte en las regiones, que la violencia no sea más justificad­a por razones políticas

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