ADIÓS A FARC Y SIGUE EL CRIMEN RESIDUALAL
Tras el desarme de las Farc el año pasado, varias de sus subestructuras continuaron en la ilegalidad. Según la Directiva 37 de 2017 del Ministerio de Defensa, están clasificadas como Grupos Armados Organizados Residuales (GAO residual). De acuerdo con el documento, perseguirlos es prioritario porque amenazan “el orden constitucional, la vigencia del régimen democrático, la integridad territorial, la soberanía, la seguridad y la defensa nacional”, al tiempo que “utilizan métodos y medios ilícitos de guerra”. Por esta razón, “deben ser contrarrestados en el marco del Derecho Internacional Humanitario”, que faculta el empleo - siguiendo reglas establecidas- de bombardeos os y la fuerza bélica del Ejército. o. Entre estos grupos, el princiipal objetivo de las autorida- des es el GAO residual Oriental, comandado por Miguel Santillana Botache (“Gentil Duarte”), Gener García Molina (“John 40”) y Néstor Vera Fernández (“Iván án Mordisco”), que delinque en n Caquetá, Guaviare, Vaupés, , Guainía y Vichada. Le sigue el GAO residual Occidental y el GAO residual Sur, con injerencia en Nariño y la frontera de Cauca con Caquetá. De esos, los cabecillas son Wálter Arizala Bernaza (“Guacho”) y Jairo Ortiz Calderón (“Jairo 1”). Estas estructuras conservaron antiguos integrantes de los frentes 1, 7, 15, 29, 40 y Acasio Medina, y las columnas Daniel Aldana, Miller Perdomo y Jacobo Arenas. La directiva señala también que “la información disponible de inteligencia indica que los integrantes de los grupos armados que no se acogieron a la negociación del Gobierno y las Farc, mantendrán la doctrina que en su momento dio origen y desarrollo a las Farc”. No obstante, en otros puntos del país hay brotes de delincuencia, protagonizados por exintegrantes de esa guerrilla, que no siguen lógicas subversivas sino de bandas de narcotráfico, como en Ituango (Antioquia), norte de Cauca y el norte de Chocó.