CARTAGENA
Tras la captura del alcalde electo, Manuel Duque; la posterior designación de Sergio Londoño como mandatario encargado y a 28 días de que se cumpla el plazo que otorga la Registraduría para convocar elecciones atípicas, la continuidad programática parece estar en vilo en Cartagena. Con un gabinete poco estable, tras los cambios realizados en diciembre por Londoño: nuevos secretarios de Planeación, Interior, Infraestructura y Educación, así como nuevos directores de Distriseguridad, el Instituto Distrital del Deporte, el Departamento de Tránsito y el Cuerpo de Bomberos. En una ciudad que fue catalogada por el DNP en 2017 como la segunda del país en pobreza monetaria, con 29,1 %, el impulso a políticas públicas de corte social será un importante reto que deberá asumir el nuevo mandatario que resulte elegido en los comicios que, se estima, se realizarán en marzo. También deberá ser prioridad el trabajo por la calidad de la comida de los menores, tras los hallazgos de la Contraloría en un contrato de $23.000 millones del Plan de Alimentación Escolar (PAE).
Gobernabilidad debe ser estable
El docente de Ciencia Política de la Universidad del Norte, Luis Trejos Rosero, concuerda en que “se necesita el fin de la interinidad (del alcalde) y que Cartagena haga la transición a un mandato estable, que devuelva la confianza de los cartageneros en las instituciones”. De acuerdo con el experto, esto posibilitará que el gobierno distrital pueda enfocarse en “disminuir de manera sustancial y sostenida la pobreza y la desigualdad. Vemos la Cartagena turística, pero hay un desconocimiento de profundas problemáticas sociales y de pobreza extrema, casi que escondidas detrás del cerro La Popa”.