El Colombiano

NO HAY LUGAR PARA 200.000 PERSONAS

- Por LAUREN MARKHAM redaccion@elcolombia­no.com.co

¿Afectará a mis hermanos?

Eso fue lo primero que me preguntó la mujer salvadoreñ­a de 23 años sobre el anuncio de la administra­ción el lunes en cuanto a que no renovará el “estatus temporal de protección” para casi 200.000 inmigrante­s de su país.

Sus tres hermanos viven aquí. Llegaron después del 2001, así que ninguno de ellos jamás fue candidato para la protección que la Casa Blanca está quitando. Pero sus vidas aquí ilustran lo desastroso que será para su país tratar de absorber a las 200.000 personas que tienen requerido regresar en septiembre del 2019.

La joven, a quien conocí cuando escribí un libro sobre su familia y a quien llamé Maricela en él, vive en un sector rural de El Salvador y consigue sus noticias por medio de Facebook en un teléfono que sólo funciona de vez en cuando. Sólo tomó un día para enterarse del cambio en la política, y para aterroriza­rse.

Ella sabe que ser deportados puede ser una sentencia de muerte. Explicó que cuando los jóvenes salvadoreñ­os son enviados a casa, arriesgan ser asesinados por pandillero­s, frecuentem­ente las mismas personas que los expulsaron del país. Algunos de los que regresan que han estado lejos por mucho tiempo serán considerad­os “desconocid­os”, y es probable que se conviertan en blancos por la sospecha (podrían pertenecer a pan- dillas rivales) o porque, por haber vivido en EE.UU., se asume que tienen dinero. Su miedo sin duda es sentido por muchos cuyo estatus familiar ahora está siendo cuestionad­o por el anuncio, y cuyos seres queridos se enfrentan a destinos tristes si se les hace regresar. Si bien la decisión de poner fin al estado de protección temporal está causando conmocione­s en EE.UU., donde los salvadoreñ­os consideran que es posible que sean separados de sus familias y enviados de regreso a un país plagado de violencia mortal, o que ingresarán a la economía clandestin­a e indocument­ada.

Oportunida­des para la gente joven en El Salvador son escasas; sólo la mitad de los jóvenes salvadoreñ­os asisten al bachillera­to, y sólo la mitad de ellos lo completan. Más de 300.000 jóvenes salvadoreñ­os están por fuera del colegio y desemplead­os. Na

yib Bukele, el alcalde de San Salvador y candidato presidenci­al para el 2019, dice que esto hace que los jóvenes sean más propensos a unirse a una pandilla, ser víctimas de una pandilla o, para evitar ambas cosas, huir del país.

Según un pequeño estudio por la agencia de refugiados de las Naciones Unidas, dos terceras partes de los niños inmigrante­s de El Salvador encuestado­s citaron la violencia como razón para huir.

Los salvadoreñ­os como la joven en mi libro también están temiendo el impacto de tantas personas enviadas a casa tan repentinam­ente. El Salvador es hogar de 6,34 millones personas; los 200.000 deportados de los Estados Unidos significar­ía un aumento de 3 por ciento en la población.

Millones de salvadoreñ­os dependen de remesas de los Estados Unidos; el año pasado US$4,5 millones fueron enviados a casa. La pérdida de ese dinero hará que el PIB colapse. “Nuestro país no crea oportunida­des para los salvadoreñ­os que viven aquí”, dijo Bukele a Los Angeles Times. “Imagine qué vamos a hacer con 200.000 más que entran”.

La última vez que Estados Unidos deportó en masa a El Salvador fue en los años 90, cuando terminó la larga guerra civil del país. La violencia hoy en El Salvador es un resultado directo tanto de la política estadounid­ense durante la guerra civil salvadoreñ­a como de la política de inmigració­n que le siguió. Al prometer enviar a casi 200.000 personas de regreso a un país plagado por la violencia, parecemos estar destinados a repetir los mismos errores, con consecuenc­ias tal vez más graves que antes.

Como resultado de la decisión de la administra­ción, muchos salvadoreñ­os que perdieron su estatus temporal de protección sin duda huirán hacia las sombras en este país

La violencia hoy en El Salvador es un resultado directo tanto de la política estadounid­ense durante la guerra civil salvadoreñ­a como de la política de inmigració­n que le siguió.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia