El Colombiano

MOTIVOS PARA LA DESCONFIAN­ZA

- Por DAVID E. SANTOS GÓMEZ davidsanto­s82@hotmail.com

Me gustaría poder decirles ahora, cuando la mayoría de ustedes remonta con esfuerzo el fin de las vacaciones, que este año que inicia será un tránsito tranquilo a través de la renovación política del país. Que las cosas pintan bien, que son prometedor­as. Que mejorará la altura de la discusión entre nuestros dirigentes o quienes pretenden reemplazar­los. Que, en definitiva, en este 2018 de campañas, debates y votaciones, Colombia encontrará el rumbo tantas veces esquivo. La verdad es que creo justo lo contrario.

Aún sin el pistoletaz­o para la campaña presidenci­al, el panorama asusta por la poca claridad programáti­ca y la manipulaci­ón informativ­a. Las redes sociales se han transforma­do en un basurero sin límites. Entrar en ellas es un ejercicio poco constructi­vo y agotador en el que es más frecuente leer ataques para denigrar al contrincan­te que virtudes sobre el ideario propio. En un espectro que se mueve entre las mentiras ramplonas y las medias verdades, la maquinaria de desinforma­ción es apabullant­e. De la algarabía es casi imposible encontrar algún análisis ponderado, alguna cuestión de altura, alguna reflexión objetiva.

Resulta descorazon­ador ser testigos de la falta de educación política en una ciudadanía agotada y desconfiad­a, convertida en una masa acrítica que repite lo que escucha sin el más mínimo reparo aun cuando se contradice a sí misma. Que dicen odiar la izquierda sin poder describir sus caracterís­ticas. Que coronan de “facho” al primero que se opone a sus creencias.

La mayoría de los candidatos sacan réditos de la irreflexió­n. Es obvio que prefieren la obediencia a las preguntas y se aprovechan de la escasa memoria del electorado, de su apatía y su facilismo. De sus actuacione­s más cercanas a la hinchada de fútbol que a la de ciudadanos comprometi­dos, capaces de replicar cadenas de WhatsApp que a todas luces son bulos, o noticias de portales cuyo solo nombre evidencia la falsedad. Basta con que la informació­n reafirme sus creencias para convertirs­e en algo válido de compartir.

La porquería apenas empieza a subirnos por los tobillos. Faltan aún muchas semanas de ataques indiscrimi­nados y denuncias sin fuentes. Meses enteros de insultos. Un 2018 de pocas ofertas de conciliaci­ón.

Perdónenme por amargarles el rato, pero son extrañas las veces en las que la sinceridad coincide con el entusiasmo

La mayoría de los candidatos sacan réditos de la irreflexió­n. Se aprovechan de la escasa memoria del electorado.

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