RUMORES POR REDES
Las redes sociales han puesto el reflector sobre la ignorancia. Los crédulos, los que no saben leer entre líneas, que creen de primera todo lo que les dicen y no recibieron una educación crítica para la reflexión, son perfectamente bien alimentados por esas plataformas de información que se convirtieron al mismo tiempo en lo peor y en lo mejor de lo que va del siglo XXI.
Es aterrador ver a quienes aseguran que “X” información la recibió por WhatsApp, como si esta aplicación fuera un medio de información noticioso. Parece increíble pero es necesario advertirlo nuevamente: la información que llega por WhatsApp, así sea de un familiar, no es “información noticiosa” pura y dura. Ese no es un medio de información de noticias. Cualquier persona desde el más ignorante hasta el más mal intencionado, pasando por el más irresponsable escribe o dice cualquier babosada medianamente bien escrita o bien dicha para generar advertencia, miedo, desconcierto o caos y rápidamente semejante disparate se multiplica a la velocidad de miles de clic simultáneos, haciendo creer a muchos que es información digna de credibilidad.
Sabemos que algunos medios de información están atravesando una importante crisis de confianza al haberse convertido en herramientas de manipulación al servicio de los poderes económico-políticos que hoy gobiernan, pero todavía quedan algunos cuyos periodistas siguen sirviendo a los intereses de la comunidad y, además, significa que el público se tiene que volver cada vez más capacitado, estudioso y crítico para exigir medios serios, veraces, profundos y analíticos. Este mismo público tiene que entender que no es veraz la información de las cadenas de WhatsApp.
Además, se ha hablado suficientemente de las noticias falsas que son reproducidas por Twitter o Facebook por perso- nas que no alcanzan a dimensionar el impacto de reenviar una información sin saber si es cierta o no. Hay gente sin facultad de discernimiento, sin sentido de responsabilidad, sin entender las consecuencias sociales y reenvía como autómata todo tipo de información. Estas redes sociales están demostrando lo ignorantes y manipulables que somos; lo sembradores de cizaña y multiplicadores de odio que hemos llegado a ser.
Qué rápido olvidamos los consejos de los viejos de no prestar oído a los rumores; rumores que ahora, además, usando la tecnología, multiplicamos velozmente sin medir las consecuencias