A María Elena Duque la extrañarán muchos
María Elena Duque Hernández, sobrina de Julio C. Hernández, copropietario desde 1930 de EL COLOMBIANO junto con Fernando Gómez Martínez, falleció el pasado viernes. Según su sobrina, María Eulalia Gil Duque, doña María Elena siempre estuvo muy aferrada a la vida.
Ella se destacó, sigue contando su sobrina, por un sinnúmero de cualidades durante toda su vida y su familia la recordará por la entrega que tuvo en todos los proyectos que emprendió, personales, familiares y sociales.
“Fue muy dedicada a los demás, generosa con su conocimiento y entregada a la educación”, agregó. De hecho, gracias a sus aptitudes de educadora, doña María Elena fue una de las fundadoras del colegio Campestre La Colina, ubicado en la loma Los Balsos.
Estuvo atenta a los cambios políticos y culturales del país; fue muy lectora, llevaba un libro o una revista a todas partes, por ejemplo la National Geographic, porque era amante de la naturaleza.
Viajó mucho, recuerdan en su familia. Uno de los últimos destinos que visitó fue Marruecos, cuando tenía 80 años, y fue sola.
Cada destino era una experiencia que le compartía a las personas cercanas. De ellos esperaba que pudieran dar lo mejor de sí, por eso era exigente con quienes la rodeaban.
Doña María Elena será recordada por amar los planes sencillos, como comerse una empanada en una esquina y conversar con todos, “desde un campesino hasta un presidente”, cuenta María Eulalia.
Su familia la extrañará, entre ellos los más jóvenes, quie- nes le tenían un gran aprecio.
A la cofundadora del colegio Campestre La Colina la despidieron en una misa privada a la que asistieron sus parientes, además le hicieron otra ceremonia litúrgica en la iglesia de Santa Teresita, en el barrio Laureles.
“Nos deja un gran ser humano, como persona era maravillosa, amaba lo que hacía y su dedicacion a la docencia era verdadera. Compartí con ella 9 años maravillosos como profesora, siempre la recordaré”, escribio su amiga Beatriz Fischman en Facebook