Shakira prefiere aliviarse de manera natural, sin operarse
Después de que se asegurara que Shakira se operaría las cuerdas vocales pronto y que esa era la razón por la cual su gira El Dorado World Tour no empezará hasta junio, el periódico español El País dio a conocer que la colombiana decidió no ir al quirófano. La razón: el temor a perder su voz.
El mismo medio fue el que reveló que Shakira había estado en noviembre de 2017 en la ciudad de Boston, Estados Unidos, donde se reunió con el médico Steven Marc Zeitels, director del Centro de Cirugía Laringea y Rehabilitación de Voz (MGH Voice Center) del Hospital General de Massachusetts (MGH).
“Fuentes próximas a la cantante han informado que ha optado por un tratamiento con corticoides y reposo, en lugar de someterse a una intervención”, señaló este martes El País en su página web.
Antes de que finalizara el 2017 Shakira dio un mensaje con el que dejaba en duda si se operaría o no, algo que no sucederá por ahora.
“Conservaba la esperanza de poder recuperarme a tiempo para retomar la gira de enero, después de explorar muchas opciones, he tenido que aceptar la realidad de que esta es una lesión que simplemente requiere de más tiempo y cuidado para sanar”, escribió la intérprete de La Tortura.
El País también informó que cuando la barranquillera se recupere recurrirá a un foniatra para estudiar su voz y su manera de cantar, “que supone un gran esfuerzo para las cuerdas vocales por lo que se requiere una gran técnica”.
¿Qué pasó?
Lo que tiene la cantante no es una enfermedad, le explicó a EL COLOMBIANO en noviembre el médico otorrinolaringólogo especialista en enfermedades de la voz, Alfonso White. Dijo que las cuerdas vocales – que son dos– durante el habla o el canto vibran, y en Shakira esa vibración puede ser de 170 a 180 ciclos por segundo.
Según el médico, cuando hay exceso o sobrecarga fonatoria con el canto “pueden ocurrir hemorragias debajo del epitelio de las cuerdas vocales. Eso hace que estas no vibren bien y, al no hacerlo, la dificultad de hablar, y en el caso de Shakira, de cantar, se dificulta mucho”.
Escobar señaló que, en el caso de Shakira, es evidente el sobreesfuerzo para lograr el color, que se consigue con “una manera diferente en su posición vocal”. Y por esa razón sus cuerdas hacen un esfuerzo mayor del que hacen al cantar otros artistas.
Por eso la colombiana tendrá que cuidarse muy bien. Ya ha expresado que este es el peor momento de su carrera. De todas maneras sigue comunicándose con sus seguidores por redes sociales
Te levantas, gruñes, caminas al lavabo, te miras, ves lo que no quisieras, y él te lo reprocha.
Hay espejos y espejos; éste, si lo tuvieras en el baño de tu casa, te diría que deberías haber evitado esos dos últimos gin-tonics y que el chorizo estuvo tan de más: que los índices de alcohol y de colesterol y de lípidos que hay en tu cuerpo lo denuncian. Este espejo es un enemigo disfrazado de amigo —o viceversa.
Vivimos en la cultura de mirarnos. Ahora nos reflejamos, nos contemplamos sin parar, nos retratamos, pero durante milenios los hombres no se vieron: los espejos son un invento casi reciente. Cuando empezaron eran de cobre o piedra —y mostraban tan poco. Los espejos de vidrio aparecieron en los años de Cristo: nadie debería ver allí más que una rara coincidencia. Y desde entonces, por muchos siglos, fueron lujo de ricos. El resto no se sabía demasiado: se había visto, si acaso, la cara alguna vez en un arroyo, en una cacerola.
Es raro, en este mundo de mirarse, imaginar una vida sin verse, sin saberse: sin conciencia de la apariencia propia. Fue así hasta hace un siglo, cuando los espejos empezaron a estar por todas partes. Desde entonces, se volvieron un modo de deshacer las ilusiones, de no creer en uno mismo, de pedirle a lo real su ratificación o desmentida: espejito, espejito.
Pero, más allá de esas incredulidades, siempre estuvo claro que el espejo era una superficie pensada para ver su-