DETECTAR LOS SIGNOS DE MALTRATO INFANTIL
Cuando hablamos de violencia de género o violencia machista, nos fijamos en la mujer agredida, terrorismo invisible que genera muchas víctimas. Cuando la prensa habla de estos casos cita de soslayo si la mujer deja hijos o si estaban presentes, pero queda como un dato más al lado de la edad o de la procedencia de la pareja.
Los hijos son protagonistas de los malos tratos desde el primer día, viven los desdenes y bofetadas, lloran por la impotencia y el miedo ante el agresor al que llaman papá y sin embargo solo es la punta del iceberg. Los niños todo lo observan y absorben como esponjas, les afecta en su desarrollo y en su potencial y lo peor de todo es que no pueden quejarse... ¿O sí?
Los niños que sufren emiten señales, avisan, dan la alarma, pero su lenguaje no se adapta a las costumbres de la sociedad en la que todavía nadie les ha informado de sus derechos y sus mecanismos, ni siquiera saben si pueden confiar en esa mujer, su madre que también llora, pero no hace nada. Piensan que hay que sufrir en silencio igual que lo hace ella, su referente. Mientras, el niño entiende que algo no va bien y emite señales.
Se fijan las noticias en los casos extremos, los aparatosos, pero son un porcentaje menor de lo que es el maltrato infantil, casos que no salen a la luz pública porque se producen en el ámbito privado: malos modos, regañinas de mano larga, abandonos, castigos, e incluso otros inherentes a la situación de pobreza como el hambre y la desnutrición. Sin olvidar los producidos en el colegio por iguales o por mayores alterados. El niño está expuesto a una sociedad que no es amigable con la infancia. Mientras, sigue dando información a su entorno de lo que le sucede.
¿Cómo puede detectar la sociedad esas señales que emiten los pequeños en su torpe lenguaje? ¿Cuáles son esas señales y quien es el profesional adecuado para interpretarlas?
El niño triste es una sirena de emergencia emitiendo luz intermitente de SOS, solo hay que estar atento. El profesor, el entrenador, el cuidador del comedor escolar y cómo no, la enfermera o el pediatra, cualesquiera que sean los profesionales que trabajamos alrededor del niño, tenemos que estar atentos y conocedores de estos signos de alerta para poder actuar adecuadamente en la protección del menor. El pediatra es básico, es un profesional que observa y dictamina sobre la salud o enfermedad del pequeño, que recibe las emisiones del propio afectado o de su entorno, padres o abuelos. Creo que es desde la primera visita el que debe estar más atento a estos signos.
El niño maltratado, no deseado, no querido o que está en situación de riesgo sufre y somatiza su dolor sin saber muy bien por qué. El niño o la niña no solo tendrá lesiones poco explicables o repetidas, no vale el que sea muy movido y se lesiona, habrá que ver que hay detrás. Pero a veces solo hay desnutrición por pérdida de apetito o por mala alimentación, o solo hay tristeza por el desprecio de su entorno, dolores de tripa o de cabeza que reflejan el estrés que viven... Signos y detalles que hacen del pediatra el profesional entrenado para detectar esas primeras señales antes de que sobrevenga la desgracia
Pediatra español. Autor del libro y del blog El médico de mi hij@.