ASÍ PUEDE EVITAR QUE SU PERRO SE CONVIERTA EN AGRESIVO
Los expertos consultados por este diario coinciden en afirmar que las razas son consideradas potencialmente peligrosas por el daño que la mordida de uno de esos canes puede causar, más que por las actitudes del perro. Según Patricia Cadena, profesional en rescate animal de La Perla, la agresividad de un animal va a depender de la socialización que tenga; es decir, si estuvo con madre biológica, luego con sus hermanos en una etapa que va hasta los tres meses de edad, podría ser menos territorial. También influyen su condición física, enfermedades -a veces, dice, manifiestan esos comportamientos indeseados producto de un dolor que tenga el animal- y las condiciones ambientales en las que esté. Sergio Henao, docente de veterinaria del CES, también cree que la educación que le da el propietario es clave. “Uno ve muchos perros considerados peligrosos caminando sueltos y tranquilos al lado del dueño, pero también algunos pequeños agresivos, que pelean con otros animales”, dice. El experto recomienda que los propietarios socialicen a sus animales desde temprana edad, tanto con personas como con otros animales. “Si el perro está encerrado varios meses y luego lo llevan a un parque lleno de perros, con toda seguridad se va a poner nervioso”, aclara. Además sugiere esterilizar al animal, cuidar que tenga una buena alimentación y constante ejercicio. Sobre este aspecto, la etóloga Susana Lopreto apunta que los animales pequeños y muchas razas -entre ellas casi todas las catalogadas como peligrosas- requieren ejercicio o juegos para quemar energía. Cadena agrega que lo recomendado es que no se hagan ejercicios tipo cazador - presa, “como aquellos en los que el dueño forcejea con el animal para quitarle del hocico una botella o un juguete, porque eso puede promover comportamientos territoriales y agresividad”. Henao pide a todos los dueños de perros que porten siempre las traíllas o correas y que, en los casos contemplados por ley, también lleven a su mascota con bozal. “Para eso también deben buscar asesoría de expertos, porque cada raza y cada animal, según su tamaño, necesitan un bozal. La idea es que aún con él puesto, el perro pueda respirar y jadear, pero que no alcance a morder y que no sufra con el bozal puesto”, indica. Lo demás, dicen, es darles mucho amor y cuidados.