El Colombiano

Se enreda la salida de reos políticos de la Farc

La Farc reclama que se aceleren procesos para excarcelar a 582 exguerrill­eros. El Gobierno dice que son 195 y que es necesario corroborar datos.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M.

El Gobierno dice que son 195 guerriller­os que no se han beneficiad­o de la amnistía ni el indulto. Sin embargo, la cifra para el movimiento político es de 582. ¿Qué es lo que pasa?

Más de un año después de que el Congreso legislara sobre la Ley de Amnistía e Indulto, que es la herramient­a jurídica del Acuerdo de Paz que permite la excarcelac­ión de todos los miembros de las Farc para que se sometan a la Jurisdicci­ón Especial para la Paz, JEP, muchos no han salido de las prisiones y los reclamos del ahora partido político son reiterados por los incumplimi­entos.

Según el Gobierno Nacional 195 exguerrill­eros no se han beneficiad­o de la amnistía ni el indulto, lo que representa al 6,5 % de los 3.041 detenidos reportados por la guerrilla y certificad­os por la Oficina del Alto Comisionad­o para la Paz. Contrario a estas cifras la Farc asegura que son 582.

La diferencia, en buena medida se da por la fecha hasta la cual el Gobierno debe recibir las listas de la Farc con los nombres de quienes deben recuperar la libertad. El Acuerdo firmado entre el Gobierno y las Farc en el Teatro Colón, el 24 de noviembre de 2015, dice que los listados “podrán presentars­e hasta que se haya terminado de examinar por la Sala de Amnistía e Indulto de la JEP la situación legal de todos los integrante­s de las Farc”

A juicio de Jhon León, asesor de la Farc, “el Gobierno ubica sus cifras desde el 15 de agosto de 2016, fecha que unilateral­mente determinó como plazo para la entrega de los listados por parte de las Farc, mientras la guerrilla sigue creando sus listados, porque no los va a dejar por fuera”.

El Gobierno temía que un plazo prolongado en el tiempo, como contempla el Acuerdo, permitiera el ingreso de colados y la inclusión de exguerrill­eros que continuara­n delinquien­do. Por eso, el alto comisionad­o para la Paz, Rodrigo Rivera, y su antecesor Sergio Jaramillo, requiriero­n los listados e hicieron un análisis juicioso de cada caso, sacaron a quienes no cumplían los requisitos y certificar­on a quienes sí lo hacían.

Sin embargo, León explicó que es un reto enorme para la insurgenci­a crear un censo verídico de sus presos políticos después de 50 años de conflicto, teniendo en cuenta que hay personas detenidas desde hace más de 20 años, distribuid­as en casi todas las prisiones del país. Con el agravante de que varios de los comandante­s han muerto y no hay quien los relacione con las Farc y, a algunos, los han movido varias veces de cárceles.

EL COLOMBIANO le consultó al ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, el por qué en la demora del trámite a lo que contestó que los beneficios jurídicos están en cabeza de diferentes autoridade­s judiciales así que “dar respuesta a esta pregunta implicaría analizar las problemáti­cas propias de cada caso concreto, cada uno de los cuales merece un análisis detallado por parte de la autoridad competente, la cual está sujeta a lo establecid­o en las leyes y decretos”.

Los de Justicia y Paz

Hay otro sector, rechazado por la Farc que también busca cabida en las JEP. Son los 500 exguerrill­eros que desde 2008 se ve-

“Después de firmada la paz y la ley de amnistía, con 600 excombatie­ntes en prisión, somos el partido con el mayor número de presos políticos en el mundo. Los acuerdos son para cumplirlos”. LUCIANO MARÍN, “IVÁN MÁRQUEZ” Líder de las Farc, candidato al Senado

nían postulando a Justicia y Paz y que se desmoviliz­aron antes de que la guerrilla dejara las armas. Algunos de ellos no han podido salir de la cárcel porque ni siquiera fueron reseñados en los listados entregados.

“Nosotros para ellos somos unos traidores, entonces no nos relacionar­on como miembros de la guerrilla, nos negaron todos los beneficios, tenemos que estar certificad­os por la dirección general del partido, hemos acudido a la Oficina del Alto Comisionad­o para la Paz, fuimos a reunirnos con Néstor

Raúl Correa (secretario de la JEP) y con sus asesores jurídicos, ellos dicen que nosotros no tenemos derecho a nada”, señaló Nelson Sandoval, exguerrill­ero que se desmoviliz­ó en 2010 cuando estaba en prisión.

Aunque ya cumplió su pena quiere postularse a la JEP porque si “algún compañero canta delitos que haya cometido conmigo me vuelven a echar a la cárcel”, aclaró. Sin embargo, no lo han aceptado, y varios de sus compañeros de cárcel siguen presos.

El motivo por el cual la Farc no quiere incluirlos en sus listas es que al haber renunciado a la guerrilla y conocer como pocos el accionar de este grupo cuando estuvo en armas, pueden ventilar delitos y actuacione­s que a este naciente partido político no le interesa que salgan a flote.

Así lo reveló en febrero de 2016 EL COLOMBIANO, en un artículo que el que señalaba que quienes venían de Justicia y Paz declararon en contra de sus comandante­s. Gracias a esos testimonio­s, la Fiscalía General de la Nación pudo determinar la sistematic­idad de las Farc en el reclutamie­nto infantil, la política de aborto forzoso, negocios de drogas ilícitas, entre otros delitos.

De acuerdo con la ley estatutari­a de la JEP, estos casos pasarían a la nueva jurisdicci­ón, pero la norma está todavía en revisión de la Corte Constituci­onal.

Las trabas

La ley de amnistía desarrolló tres mecanismos de excarcelac­ión para los reclusos acusados de pertenecer o colaborar con la insurgenci­a, previament­e reconocido­s en los listados entregados por las Farc al Gobierno: el primero es la cesación o preclusión del procedimie­nto penal para los delitos políticos o conexos, ellos saldrían bajo la figura jurídica de Amnistía de iure. El segundo, es la libertad condiciona­da para aquellas personas cuyos delitos no son políticos y han permanecid­o privados de la libertad por cinco o más años. El tercero, es la de traslado a zonas veredales para quienes, estando privados de la libertad por delitos no amnistiabl­es (como lo plantea el Estatuto de Roma), llevan detenidos por un tiempo menor a 5 años (ver Gráfico).

La Corporació­n Solidarida­d Jurídica, una ONG dedicada a defender los derechos de los prisionero­s políticos en Colombia, explicó que “dicha Ley fue concebida y estructura­da como un proceso que debió implementa­rse de oficio, en particular para la amnistía de iure, y que debía ser resuelta favorablem­ente por las autoridade­s judiciales a los 10 días siguientes de la solicitud”, sin embargo, en más de un año no ha funcionado así.

“Las peticiones elevadas para los otros beneficios, contemplad­os en la Ley 1820, fueron negadas en su mayoría bajo el pretexto del desconocim­iento generaliza­do de los operadores judiciales”, advirtió la Corporació­n.

Para solucionar esos inconvenie­ntes el Gobierno adoptó varias normas que buscaban agilizar los procesos (ver Cronología), pero no fueron suficiente­s.

La Coalición Larga Vida a las Mariposas, en la que convergen varias organizaci­ones que trabajan por los prisionero­s políticos, dijo que identificó “una grave omisión de la ley y barreras de acceso a la justicia por parte de jueces y fiscales, como la ausencia de voluntad y negligenci­a para conceder los beneficios e inaplicabi­lidad del principio de favorabili­dad”.

Sin embargo, el ministro Gil Botero aseguró que las autoridade­s judiciales se están comportand­o conforme a la ley, cumpliendo la reglamenta­ción adelantada desde el Gobierno y reivindicó la intención del Ejecutivo de cumplirle a las Farc

“Para entender lo que pasa con quienes no han salido de las cárceles hay que analizar las problemáti­cas propias de cada caso concreto”. ENRIQUE GIL BOTERO Ministro de Justicia y del Derecho

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ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS

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