Dos “locos” que recorren Suramérica en patines
El paisa Diego Posada emprendió su travesía hacia el sur. Carlos Quiroga se unió a la aventura en Popayán.
Arrancar el año haciendo lo que más le gusta, patinar, fue la principal motivación con la que Diego Mauricio Posada Echeverri inicio su travesía. El 28 de diciembre agarró sus patines, le deseó feliz año a sus padres, y al resto de familiares y emprendió camino sin rumbo fijo.
Así, con un morral, sus patines y las ganas de hacer algo “loco”, como es él, empezó su recorrido. Salió de Envigado, pasó por Pereira, Palmira y Cali, ciudades en las que pernoctó.
Recibió el año nuevo en el Valle del Cauca y dos días más tarde ya estaba en Popayán visitando a su amigo Carlos Quiroga, quien de inmediato se sumó a esta aventura.
Ambos deportistas representaron a Colombia en el pasado Mundial de patinaje extremo en China y movidos por la pasión que les despier- ta las ruedas y la velocidad continuaron el viaje hacia el sur del continente, hasta donde les alcance el dinero.
“Ojalá encontráramos un patrocinador para seguir de largo hasta el sur”, dice Diego, quien, en sus redes sociales, publica videos de su travesía, una gran locura, pues han tenido que soportar toda clase de climas y peligros.
Las imágenes de sus recorridos entre tractomulas, camiones, buses, aguaceros, densa neblina o sol radiante, son reflejo de todo lo que están experimentando.
Sin duda es su mejor experiencia, pues este amante de las ruedas, a sus 31 años sigue haciendo lo que lo apasiona, con el mismo amor que cuando tenía 4 años y empezó a entrenar.
Su felicidad va más allá, pues lo está haciendo en compañía de su amigo.
Ser atletas de alto rendimiento les ha ayudado para no tener accidentes o dificultades, en una trayecto sin ruta,
pues como ellos mismos dicen cada día planean hasta dónde llegar, salen a experimentar lo que el cemento y el paisaje les trae.
Ayer estaban en la frontera con Perú, ya habían cruzado todo Ecuador, pasando por decenas de ciudades, provincias y pueblos en los que muchos los saludan y celebran esa osadía que protagonizan.
Por ahora, los dos deportistas avanzan hacia el sur, con la esperanza de encontrar ayuda económica y llegar a Argentina, sumando anécdotas y experiencias que compartirán con sus seguidores en redes, mientras llegan las competencias oficiales de su especialidad, el patinaje extremo, de descenso, en ese que representaron a Colombia y en el que alcanzan velocidades de 190 kilómetros por hora, toda una locura sobre ruedas