Derechos, solo de papel en Venezuela
Para la ONG Funpaz y Human Rights Watch, 2017 fue el peor año en cuanto a violaciones a los derechos.
Funpaz y Human Rights Watch señalan que 2017 es el peor año en Derechos Humanos en ese país: 163 asesinatos de personas en protestas y 5.475 detenciones arbitrarias. Esta es la situación.
No es una novedad, todos lo saben, aunque muchos quieren ignorarlo u ocultarlo, la realidad es que la protección de los Derechos Humanos en Venezuela no trasciende y se queda simplemente en letra muerta por responsabilidad del régimen.
El año pasado asesinaron a 163 personas en el contexto de las protestas sociales, hubo 5.475 detenciones arbitrarias, procesaron a 760 civiles ante la justicia penal militar. Capturaron, ilegalmente, a 214 presos políticos e, incluso, aún hay 118 civiles que permanecen tras las rejas.
Así lo resume Andrés Colmenárez, director de la ONG venezolana, Asociación Civil Fuerza, Unión, Justicia, solidaridad y Paz (Funpaz), que hoy, en Bogotá, entregará una radiografía de las violaciones a los derechos humanos en ese país durante 2017, “año en el que se consolidó el régimen y la violencia”, según describe Colmenárez. Esta situación, que ha sido una constante en el régimen, se acentuó con la llegada de Nicolás Maduro, tras la muerte de Hugo Chávez.
El informe revalida lo que se sabe, se ve y se siente. Lo dicen los venezolanos, lo saben en el exterior y lo confirman las organizaciones dedicadas a velar por los derechos ciudadanos, aunque se enfrentan a un monstruo que no duda en cercenar a los contrarios.
No hay que ir muy lejos para verificar las arbitrariedades cometidas. “Producto de la opacidad y el silencio gubernamental de los organismos, buscamos denunciar las graves violaciones de los derechos humanos”, se lee en el informe.
Con este panorama, la investigadora de Human Rights Watch (HRW) en Venezuela, Tamara Taraciuk, destaca la represión militar en las protestas, que fueron más severas entre abril y julio pasado.
Sin control
Taraciuk y Colmenárez concluyen que si no hay una presión fuerte de la comunidad internacional, las cosas se mantendrán como ha sucedido en los últi- mos años, y los venezolanos seguirán expuestos a la represión del régimen. La investigadora de HRW sostiene que el único camino para que el acoso frene o modifique sus armas, es que la presión internacional se intensifique y no sea tan “tibia” como ha venido siendo.
“Esto debería traducirse en la imposición de sanciones concretas contra los dirigentes públicos, como lo han hecho Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, pero, lo más importante, sería que la región no se quede atrás y los gobierno de la región le manden un mensaje claro a Maduro de que este tipo de abusos no son tolerados, porque habrá que buscar justicia fuera de Venezuela”, recomienda Taraciuk.
el Foro Penal reconoce que aunque hubo 44 excarcelaciones el 24 de diciembre pasado, “este sigue siendo un mecanismo sistemático de represión” utilizado por el régimen.
A esto hay que sumarle el asesinato del expolicía Óscar Pérez y sus acompañantes, califica- do por HRW con una ejecución extrajudicial, pues no hubo diálogo para garantizarles su vida e integridad, sabiendo que lo habían hecho público en sus redes sociales cuando fueron rodeados por fuerzas del régimen