NI UNA MUJER MÁS, NO LAS QUIERE EL SUROESTE
La ofensa es un gran método pedagógico. Hay que golpear a los hombres para que descubran que están vivos, que la vida se les desliza bajo el zapato como un reptil que los está matando sin darse cuenta. Diría Gonzalo Arango en una de sus cartas.
No podemos seguir admitiendo esa estrechez y poco rigor crítico a la hora de abordar el discurso oficial, y menos en estos momentos en que este ha incorporado dentro de su retórica el elemento “Revolución verde” o de sostenibilidad. Hay que agredirlo, y tomar con pinzas esta expresión cada vez que sea utilizada en el terreno de lo público.
Destinar gran parte del territorio de un pueblo al cultivo de un solo producto para la exportación como el caso del café, puede tener graves consecuencias, no solo desde lo ambiental y económico, sino también, desde lo social y discursivo. Este modelo resulta muy rentable para el capital y las grandes empresas de agroquímicos. Sin embargo, esta “revolución verde” ha agudizado la brecha social y los niveles de inseguridad se han propagado como un cáncer en la región. Una cultura cafetera sin conciencia ni sensibilidad lo único que produce son mamarrachos.
El pasado mes de diciembre en el municipio de Andes, una mujer fue apuñalada varias veces por un recolector de café. El Suroeste de Antioquia es el lugar más inseguro del departamento para las mujeres, según un informe ti- tulado: “Entre silencios, culpas y negligencias”. En su eslogan “Ni una más”, el estudio revela la necesidad de crear políticas públicas en torno a la seguridad de la mujer en la región.
Quisiera pensar que este modelo colonial no es el causante de tanta violencia, exclusión, y racismo entre diferentes miembros de una misma comunidad. Detrás de esta cultura cafetera se esconden relatos muy oscuros. Un machismo exacerbado donde las mujeres están llevando la peor parte.
Hablar de producción sostenible de café implica cubrir todas las aristas que de alguna forman intervienen en el proceso, como lo económico, ambiental, social y cultural. ¿Habrá respeto por los recolectores de café?, ¿qué estará pasando con la biodiversidad?
La cosecha de café en Andes dejo las siguientes palabras: “Nosotros los andariegos lo único que tenemos es un cambuche… nada” Lo que vino después fue un silencio ensordecedor * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Detrás de la cultura cafetera del Suroeste se esconden relatos muy oscuros contra las mujeres.