Federer o la rutina de lo extraordinario 145
Acaba el partido y el público ruge mientras empieza a dimensionar las cifras que deja el triunfo del suizo Roger Federer. Él, mientras tanto, prefiere la calma. Le ofrece su respeto al rival, mira a su esposa Mirka, que está en la tribuna, y en esas miradas cómplices de tantos años, saben y guardan el secreto de lo que significa realmente esa nueva victoria, esos récords que se renuevan.
El triunfo de Federer 6-1 y 6-2 en la semifinal de Australia, y que terminó en retiro del combativo Hyeon Chong, por unas dolorosas ampollas en su pie izquierdo, le entregó a Su Majestad la final de Grand Slam número 30.
Solo 54 tenistas en la era abierta, es decir, desde 1970, han ganado, al menos, un título grande.
Actualmente solo 7 tenistas activos ostentan en sus vitrinas un título de los cuatro torneos grandes del tenis. Cifras que ponderan el mérito de un tenista como Federer, que con 36 años y 173 días, aún domina el circuito. finales suma Federer en su carrera. Disputa un promedio de 8 finales por año.
Si derrota en la final al croata Marin Cilic, mañana a las 3: 30 a.m., Roger ampliará su supremacía en el historial de títulos de Grand Slam, alcanzando las 20 coronas y la sexta en Australia.
Sería la cuarta vez que Federer gana un Abierto sin perder un solo set de los 21 necesarios para salir campeón.
Todos estos registros los ha engalanado, además, con un tenis excelso, un dominio absoluto de su oficio y un espíritu deportivo excepcional.
Y mientras al mundo del tenis se le acabó hace mucho los calificativos, Federer, afable y tranquilo, solo comparte con el público la magia de su raqueta, al tiempo que conserva para él y su familia los secretos detrás de esa magia