Farc: menos soberbia, mucha más reflexión
La salida de la Farc a la calle, a empezar con su proselitismo político, era de esperarse porque el Acuerdo supone la transición de organización militar a movimiento político. Las rechiflas y groserías, así como los reclamos también eran de esperarse, al igual que los escasos aplausos y abrazos. Cabe recordar que las Farc tuvieron un comportamiento predatorio y violento en ciudades y la gente no lo ha olvidado. La gran mayoría de colombianos no quieren a la Farc (ver encuestas) y menos cuando aún no han cumplido con la justicia y la verdad, y su proceso de reparación por crímenes atroces aún está en pañales. Lo más preocupante, cuando algunas de estas obligaciones son calificadas como una “cretinada”, si recordamos la reacción de ‘Jesús Santrich’ al ser interpelado por crímenes de violencia sexual intrafilas. Verlos en la calle también nos dio una primera impresión de que sus posibilidades electorales serán cuesta arriba. Si bien es cierto que en zonas rurales las Farc fueron autoridad de facto, también lo es el hecho que tras la dejación de armas han resurgido fuerzas sociales que fueron anuladas por este grupo y las cuales les tienen una cuenta de cobro que no se manifestará en rechiflas; sí en un rechazo a sus ideales en las urnas, en especial, en 2019. Ahora bien, los gestos hacia Rodrigo Londoño deben ser valorados. Seguro hay colombianos que reconocen su decisión de apostarle al juego democrático. Lo que no se puede aceptar es que desde diferentes sectores, incluidas la Farc, se caiga en la lógica de las recriminaciones, llamados al saboteo, a la venganza y al odio. Si algo busca cualquier proceso de paz es que el sistema político se robustezca y se demuestre que la vía armada es un anacronismo sin cabida. La Farc lo saben, pero su salida a la calle requiere de menos soberbia y más reflexión.