LA SALUD EN NUESTRAS MANOS
Me gustaría acudir a tu sabiduría y a la ciencia de tus amigos para ver si se nos ocurre algo mejor que “pedirle acciones urgentes” al gobierno de turno. Me sorprendió que las personas no estamos mencionadas como parte del Sistema de Salud Colombiano: somos apenas “usuarios” de las IPS y EPS. Se habla de beneficios, planes y regímenes.
Querido Gabriel, El Adriano de Yourcenar, luego de visitar a su médico Hermógenes, escribe: “Es difícil seguir siendo emperador frente a un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre”. Crecimos en un mundo que respeta mucho a los médicos. Valoro eso, porque no hay una profesión más valiosa que la de aquellos que cuidan. Tal vez pondría a su lado la de aquellos que nutren, los maestros. Pero tal vez sea hora de que esa veneración mediante la cual les otorgamos toda la autoridad y responsabilidad sobre nuestro cuerpo evolucione a otro nivel ¿No piensas que debemos hacernos cargo de nuestra salud?
Me tienen preocupado las noticias recientes sobre el tema. Precisamente esta semana quisiera proponer una tertulia diferente, a partir de preguntarnos qué podemos hacer las personas comunes para que los colombianos seamos más sanos. Me gustaría acudir a tu sabiduría y a la ciencia de tus amigos para ver si se nos ocurre algo mejor que “pedirle acciones urgentes al gobierno de turno”.
No desconozco la responsabilidad del Estado en algo tan importante para una sociedad. Solo quisiera actuar como si algo pudiéramos hacer. De pronto aparece algo nuevo… o antiguo.
¿No será que eso de asimilar el cuerpo humano a una máquina ha tenido el efecto de quitarnos agencia sobre nuestra salud?
Fui a Wikipedia para leer sobre el Sistema de Salud Colombiano. Sé que me puedes criticar por buscar allí, pero es bueno para saber qué dice la gente y me sorprendió que las personas no estamos mencionados como parte del mismo: somos apenas “usuarios” de las IPS y EPS. Se habla de beneficios, planes y regímenes. No encontré nada de responsabilidades y deberes. Tampoco pude encon- trarlos en el sitio web del Ministerio, solo algo sobre la participación ciudadana, pero nada como: cuidarse, no fumar, tomar licor con moderación, comer sano, dormir bien o hacer ejercicio frecuente.
Me podrías decir que voy por el sospechoso camino de prohibir hasta el ron y los pasabocas de las tertulias. No tengas cuidado. Huyo, como tú, de los fundamentalismos y creo que hay que disfrutar la vida. Pero temo aún más a quienes niegan la ciencia y no leen las etiquetas de los productos que consumen ¿No crees que nos deberíamos informar y educar mejor sobre lo que nos conviene o no, sobre lo que debemos comer o lo que podemos hacer para cuidarnos? Imagina por ejemplo que desde el colegio haya educación para enseñarnos a escuchar el cuerpo, sentirlo, alimentarlo, ejercitarlo y gozarlo. ¿O qué tal enseñar lo mismo en las empresas?
La salud es inseparable de la educación. Por eso me gustan los médicos y enfermeras que son maestros de sus pacientes y les entregan poder sobre su propia vida.
Hagamos una tertulia sobre cuidado y salud, sin perder de vista el placer del encuentro. Te diría, parodiando a Clemenceau, que la salud es un asunto demasiado importante para dejarla solo en manos de médicos y políticos.
Se despide, tu contertulio epistolar