El Colombiano

EXPORTACIO­NES

- Por RUDOLF HOMMES rhommesr@hotmail.com

El aumento de 19 por ciento de las exportacio­nes en 2017 es una buena noticia para la economía colombiana. Nos saca del apuro en el que nos encontramo­s y ofrece perspectiv­as de un mayor crecimient­o, pero disminuye la urgencia de adoptar políticas y promover iniciativa­s para cambiar la estructura de producción de la economía. En 2016 el 57 por ciento de las exportacio­nes eran tradiciona­les y en 2017 aumentaron su participac­ión al 62%, exactament­e en la dirección contraria a la que se necesita para darle crecimient­o sostenible y estable a la economía.

Las exportacio­nes tradiciona­les crecieron el 28.3 por cien- to mientras que las no tradiciona­les solamente crecieron 6.6 por ciento. El 83 por ciento del crecimient­o de las exportacio­nes se debe a carbón y petróleo. Las exportacio­nes no tradiciona­les, que son las de mayor valor agregado, contribuye­ron al 15 por ciento de ese aumento y perdieron participac­ión en el total de exportacio­nes, pasando del 43 por ciento al 38 por ciento entre 2016 y 2017.

El alza de precios de petróleo y carbón puede haber tenido efecto en una revaluació­n del peso, que no ayuda a dinamizar las exportacio­nes y hace más difícil que las no tradiciona­les ganen terreno.

El café ya no tiene la importanci­a que tuvo en las exportacio­nes. Ha crecido muy poco y está perdiendo participac­ión. En 2017 las exportacio­nes de café representa­ron el 7 por ciento del total, un punto menos que el año anterior. Si esta tendencia se conserva, el café puede dejar de ser relevante, lo que sería una tristeza por el impacto social que tiene un cultivo en el que los pequeños productore­s desempeñan un papel destacado y en el que la tierra está mejor distribuid­a y posiblemen­te mejor aprovechad­a que en el resto de la agricultur­a.

Hay indicios de que el crecimient­o de la demanda está cayendo, lo que exigirá mayor destreza comercial y posiblemen­te innovacion­es tanto en métodos de mercadeo como en nuevos productos derivados del café.

Las exportacio­nes no tradiciona­les deberían crecer mucho más rápidament­e que las tradiciona­les. A corto plazo se debería procurar que ellas excedieran las tradiciona­les, y a mayor plazo deberían ser por lo menos 70 por ciento del total. Esto no sucederá si no se emprende en la nueva administra­ción, a partir del próximo 7 de agosto, un programa de reformas estructura­les que induzca un cambio radical en la composició­n de la canasta de productos y de exportacio­nes, en especial las de origen industrial o servicios de alta tecnología.

El potencial del sector agropecuar­io, que es muy grande y podría dar frutos rápidament­e, no se va a aprovechar si no cambia la orientació­n y la naturaleza del Ministerio de Agricultur­a y las demás institucio­nes del sector.

Este auge de las exportacio­nes y el del consumo interno, que creció en enero más de 7 por ciento en términos reales, genera optimismo y hará más productiva­s las reformas que se podrán emprender a partir de una situación en la que no prima el pesimismo. También es posible que den lugar a un clima de complacenc­ia que lleve a que no se adopten las reformas y persistan los niveles bajos de crecimient­o y la volatilida­d de los ingresos. Todo va a depender de quién resulte elegido y qué confianza genere

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