El Colombiano

Farc fueron las mayores reclutador­as de niños

Auc, Eln y grupos armados pos des movilizaci­ón también metieron a los menores de edad en la guerra.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M.

Aunque las cifras de reclutamie­nto de los paramilita­res resultaron extravagan­tes, y varios de sus cabecillas, como Freddy Rendón

Herrera, alias “El Alemán”, fueron condenados en Justicia y Paz por más de 300 reclutamie­ntos forzosos del menores de edad, el más reciente informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “Una guerra sin hogar”, revela que el grupo armado que más niños y adolescent­es vinculó a sus filas fue las Farc y que el mayor número de menores reclutados se dio mientras Ro

drigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, era “jefe de personal” de esa guerrilla.

El 54 % de los niños reclutados, de acuerdo con las cifras del Observator­io de Memoria y Conflicto del CNMH, lo fueron por las Farc (ver infografía), pero este es un delito cometido por todos los grupos armados, incluida la Fuerza Pública, y lo peor es que se mantiene (ver radiografí­a).

“Lo que hicimos fue condensar una base de datos que nos permitiera conocer qué había pasado en el país, antes del 90, porque todos los registros y la mayor visibiliza­ción objetiva es desde ese año en adelante, cuando se reconoció el delito de reclutamie­nto ilícito a través del Código Penal”, señala Katherine López, coordinado­ra de la investigac­ión.

Todos los hallazgos cuantitati­vos partieron del análisis de la base de datos del Observator­io que contiene 16.879 registros sobre el reclutamie­nto y utilizació­n de niños y adolescent­es, así que los investigad­ores trabajaron con esa base como si fuera el total de reclutamie­nto, ya que son los casos que se pueden comprobar y no cayeron en la tentación del dicho popular que indica que por cada denuncia hay tres casos ocultos.

Un problema de la sociedad

“Los niños que han ingresado a las filas de los grupos armados han estado expuestos a una lógica definida por el grupo, una estrategia para mantener a sus guerreros, y eso ha invadido sus cotidianid­ades, sus sentires como niños, sus perspectiv­as de vida han sido modificada­s por la lógica bélica”, explica la investigad­ora.

Pero este fenómeno no solo ha afectado a los niños que se ven obligados a entrar a la guerra, sino a quienes les rodean.

El reclutamie­nto tiene impacto sobre las comunidade­s, las familias y las personas que hacen parte de los círculos de protección de los menores de edad, “hay unos repertorio­s de violencia que no han sido visibiliza­dos en el marco de la justicia y de la reparación, entiéndase amenazas, homicidios, violencia basada en género, de las cuales han sido víctimas maestros, comunidade­s y los mismos niños”, dice López.

Además hay toda una relación de causa y efecto, porque usualmente la vinculació­n y utilizació­n de menores de edad en grupos armados se produce porque hay condicione­s comunitari­as, familiares, económicas y políticas que les facilitaro­n esas prácticas.

“Cuando el informe dice que no hay una oferta que les llegue a los niños, niñas y adolescent­es, se refiere a que hay dificultad­es para que los niños ingresen a la escuela, en las familias que también los violentan y no garantizan sus derechos. Cuando dice que comu-

nitariamen­te no hay espacios donde los niños se puedan desarrolla­r, se está diciendo que algo está pasando en el Estado”, describe la investigad­ora, quien agrega que los grupos armados también tienen una responsabi­lidad en la protección de los menores. No deberían reclutarlo­s ni utilizarlo­s aun cuando los niños planteen que están viviendo en las condicione­s más difíciles, que ha sido siempre el argumento de las Farc y del Eln.

De acuerdo con el infor- me, los infantes reclutados tuvieron un primer acercamien­to con los grupos armados desde muy pequeños, algunos incluso desde el momento del nacimiento, lo que habla de las dinámicas de la guerra en las zonas más afectadas por el conflicto.

Paula Gaviria, consejera para los Derechos Humanos, advierte que hay condicione­s que ponen más en riesgo a los menores y son precisamen­te las que el Gobierno quiere combatir con el programa “Mi futuro es hoy”, que busca fortalecer la respuesta institucio­nal, comunitari­a y familiar para las 500 veredas que están en más alto riesgo por el conflicto armado.

“Lo que hemos venido haciendo es detectar factores de riesgo. El principal es la vulnerabil­idad socioeconó­mica de las familias que no pueden ofrecer a sus hijos alternativ­as para su permanenci­a en el sistema educativo; que los grupos armados organizado­s incitan a los jóvenes al consumo de sustancias psicoactiv­as que generan dependenci­a con toda la red de drogas y también está el tema cultural del dinero fácil”, señala la consejera.

Siempre fue distinto

Este es el primer informe que establece qué ha pasado desde los años 60 hasta julio de 2016, recopila una base de datos que integra informació­n que estaba dispersa en distin- tas entidades del Estado, que desagrega las tasas de reclutamie­nto con las dinámicas de la guerra, que establece cómo los grupos armados definieron a través de su documentac­ión propia una política de reclutamie­nto, por lo que sus contribuci­ones son en muchos órdenes.

El hallazgo más importante del informe es que todos los grupos armados han reclutado y han generado directrice­s para utilizar a los menores a lo largo y ancho del país.

“Esta práctica ha tenido variacione­s que están directamen­te relacionad­as con los momentos de la guerra; es decir, en los momentos en los cuales se insertaron los grupos armados, en los que generaron una consolidac­ión de su actuación en los territorio­s, en los que hicieron un repliegue o en los que hicieron un despliegue”, concluye López

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