CÓMO ARREGLAR EL HOCKEY OLÍMPICO EN EL HIELO
El hockey en hielo masculino comienza el miércoles en los Olímpicos de invierno, pero sin los mejores jugadores del mundo. Por primera vez desde los juegos de 1994, los jugadores de la Liga Nacional de Hockey no competirán. No es que no quieran jugar. La estrella canadiense Sidney Crosby, tal vez el mejor jugador del mundo, lo expresó de esta manera” “Me encantaría estar allá.” La estrella rusa, Alex Ovechkin, quien ha participado en tres juegos olímpicos, y Patrick Kane, uno de los mejores jugadores americanos, expresó un fuerte deseo por competir también.
Pero ahora la Liga Nacional de Hockey dice que no ve “cuál es el beneficio” en la participación olímpica, e insiste que sus jugadores están obligados por contrato a evitar los juegos. (Ovechkin y otros amenazaron con violar sus contratos para jugar, pero al final la liga se salió con la suya.)
Cómo podemos prevenir que los estrechos intereses de la NHL o cualquier otra liga deportiva disminuyan las Olimpiadas, decepcionen a los fans y frustren los deseos de los atletas?
La idea de que una liga como la NHL pueda decidir lo que “sus” jugadores hacen difícilmente es una ley inmutable de la naturaleza. El fútbol es incluso más comercial y lucrativo que el hockey, pero sus reglas operan de la manera contraria: los equipos están obligados, por dictamen de la FIFA, la Federación Internacional de Fútbol Asociación, a entregar a sus estrellas cuando los necesita un equipo nacional para un torneo. Puede que a las ligas no les guste, pero no hay riesgo de una Copa Mundial o unos juegos olímpicos sin jugadores como Neymar y Lionel Messi.
Es claro que el fútbol se ha ingeniado el mejor sistema. Los jugadores quieren jugar; los fans quieren observar; no hay nada más inspirador como la competencia internacional entre los mejores de los mejores. Desde 1998, cuando los jugadores profesionales fueron admitidos, el hockey olímpico constantemente ha sido espectacular y excitante.
Pero la NHL se ve a sí misma como una empresa primero y ante todo, y no ve ganancia en el hockey olímpico. Además, la liga tiene un interés competitivo: ayuda a organizar otro torneo internacional, el Mundial de Hockey, que hasta ahora no ha logrado acercarse a la popularidad del hockey olímpico. El hockey olímpico más débil sirve a los propósitos de NHL, aunque sea malo para los demás.
Qué puede hacerse? Hay unas pocas soluciones posibles. A pesar de la idea de que la NHL es “dueña” de sus jugadores, los contratos de servidumbre involuntaria siguen siendo ilegales en los Estados Unidos y Canadá, y los jugadores estrella tienen un considerable poder de negociación individual. Jugadores como Crosby y Ovechkin deberían negociar para conseguir una provisión en sus contratos (o al menos llegar a un acuerdo informal) que aclara que el jugador, cuando es solicitado por su equipo olímpico nacional, será “prestado” al equipo si quiere serlo. Al final, el derecho a jugar en los Olímpicos podría convertirse en parte del acuerdo colectivo entre la liga y los jugadores.
Otra posible solución es una regla de “deber nacional” como la que tiene la FIFA, que el Parlamento canadiense, las legislaturas en estados amantes del hockey como Minnesota y Nueva York y quizás incluso el Congreso de los Estados Unidos promulgarían. Tal ley requeriría que a pesar de cualquier contrato, los atletas sean excusados de sus trabajos cuando lo solicite un equipo nacional. Esto se asemejaría a las leyes existentes que requieren que los empleadores otorguen a los miembros de las reservas militares permisos para sus funciones.
Érase una vez que el problema con el hockey olímpico era su exclusión de los deportistas profesionales, una norma que, aunque motivada por el noble ideal del amateurismo, excluyó a los mejores jugadores de Norteamérica y por lo tanto hacía que los equipos soviéticos fueran dominantes. El círculo se ha cerrado, porque ya no es sospecha de ganancias lo que perjudica al hockey olímpico, sino que se le preste demasiada atención
La Liga Nacional de Hockey dice que no ve el beneficio de la participación olímpica que sus jugadores, por contrato, deben evitar los juegos.
Por primera vez desde los juegos de 1994, los jugadores de la Liga Nacional de Hockey no competirán. No es que no quieran jugar.