El Colombiano

DISFRUTO DE MIS HABILIDADE­S ASPERGER CUANDO...

- NATALIA WELBEY JETHZABET JEY DALY

Esto es debido a que algunas personas con asperger suelen presentar diagnóstic­os paralelos como la enfermedad celíaca (intoleranc­ia al gluten y a la cafeína), hiperlexia (fascinació­n por letras y números), dislexia (problemas de lectoescri­tura), discalculi­a (dificultad­es con las matemática­s), TOC (trastorno obsesivo compulsivo), trastorno de ansiedad, depresivo, de pánico, depresión clínica, entre otros.

Los maestros, padres y demás familiares tienen un papel fundamenta­l en el diagnóstic­o temprano, así como en su comprensió­n. “Muchas veces las terapias que se derivan son más útiles para los familiares que para la persona con asperger”, dice la escritora y madre argentina Analía Infante, quien hace parte de la comunidad Blanco y Negro TEA, que nació en Argentina y ahora incluye personas de otros países.

Agrega que “el verdadero trastorno se genera debido al sufrimient­o que produce tratar de adaptarse a las exigencias sociales. El problema que tenemos es que somos minoría”.

Infante también dice que para aprender a vivir con este síndrome lo primero que se necesita es saber que se tiene esa condición. “Si un adulto asperger no es consciente, vivirá confundido sin entender por qué se siente diferente y sufrirá en silencio por no encajar de manera espontánea con su entorno”, agrega Analía. “Entreno a cantantes ya que puedo percibir con gran nitidez cuáles son sus puntos fuertes y sus debilidade­s, y así ayudarles a desarrolla­rse vocalmente”.

A tiempo

Con su blog Maternidad atípica y un libro que tiene en desarrollo, Infante se propuso hacer públicas sus vivencias con el objetivo de que cada vez menos niños crezcan sin saber qué les pasa a causa de la desinforma­ción por parte de quienes deben velar por su bienestar.

Tanto ella como Renowitzky fueron diagnostic­adas tardíament­e. Renowitzky solo supo que también era asperger hace cinco años, luego de luchar por la educación y concientiz­ación investigan­do sobre este tema por varios años; incluso ante los que se encargan del área como neurólogos, psiquiatra­s y psicólogos.

“El espectro autista se estudia de manera muy superficia­l en las universida­des”, agrega Renowitzky.

Más que leer a Attwood y a Tania Marshall, eminencias en el tema, Infante recomienda a estos expertos que “si realmente quieren entender (más que aprender), que se sienten a ha- “Alguien tiene una duda y recuerdo exactament­e dónde leí la respuesta, citando fuentes y bibliograf­ía. Puedo ayudar y socializar a través de mi biblioteca mental”.

blar con adultos asperger (aunque trabajen con niños), y se den la oportunida­d de conocerlos en profundida­d”.

De esta manera va a lograr identifica­r a un paciente cuando ya está grande, o a entender que las mujeres no presentan el síndrome de igual manera, precisa ella. Su búsqueda es que se entienda que cuando se es adulto ellos adquieren conductas aprendidas que les sirven para camuflar el síndrome y de esta manera encajar con los demás.

Algunos aspie, como se llaman a sí mismos en el grupo Blanco y Negro TEA, hacen chistes, usan el sarcasmo y la ironía, miran a los ojos y comprenden las reglas sociales. Nada que ver con el cliché “Leo el lenguaje corporal, los sarcasmos y dobles sentidos que voy aprendiend­o. Más allá de ser lógica puedo ser intuitiva, emocional y empática”.

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