NIÑEZ Y MUJERES
Recientemente se presentó la iniciativa de la sociedad civil NiñezYa, conformada por cien organizaciones de la sociedad civil, que busca un compromiso explícito en el próximo plan de desarrollo nacional con la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Uno de los derechos que busca promover es que ningún niño sea víctima de violencia.
A la par, en Medellín salía un informe de la Alcaldía, donde los resultados en esta materia no eran los mejores. En 2017 se incrementaron en un 58 % los homicidios en la población de los cero a 17 años. En cuanto a la violencia intrafamiliar, un 41 % de los casos tuvieron como víctimas a la niñez, siendo las niñas en mayor proporción víctimas de maltrato.
La protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes es responsabilidad compartida entre la familia, la sociedad y el Estado. No obstante, es a la familia la que le corresponde una responsabilidad mayor en los primeros años de vida de los niños. De acuerdo con el DNP: “La familia es el contexto natural para el desarrollo integral de los niños y las niñas de 0 a 6 años, que está orientado por los parámetros del amor, la ternura y el reconocimiento de la dignidad y los derechos de todos sus miembros (…) Durante esta etapa, la familia es el principal entorno en el desarrollo del individuo”.
Ahora bien, en el entorno familiar, en el 86,7 % de los casos de violencia de pareja, las víctimas son las mujeres, de acuerdo con el INML. Esta violencia no solo vulnera sus derechos, sino que termina afectando el desarrollo de los niños, vía cambios en las pautas de crianza.
En nuestra reciente Encuesta de Percepción encontramos que, aunque no son la mayoría, aún se reconocen prácticas que vulneran los derechos de los niños, como golpearlos, encerrarlos y negarles el afecto. En el caso de las mujeres, dos de cada diez reconocieron ser víctimas de diversos tipos de violencia: física, psicológica, económica y sexual.
Estos datos nos muestran que tenemos culturalmente arraigadas prácticas de resolución de conflictos con el uso de la violencia y la crianza con métodos violentos. Cambiar esas pautas y comportamientos toma tiempo, para ello debemos reconocer la problemática en toda su dimensión. En el centro está el reconocimiento de los derechos. En la crianza humanizada se señala que aprender a vivir juntos en familia tiene el mayor obstáculo en que no se reconocen a cabalidad los derechos de los niños; añadiría que tampoco se reconocen los derechos de las mujeres. Ese es el reto al que nos enfrentamos
En el entorno familiar, en el 86,7% de los casos de violencia de pareja, las víctimas son las mujeres.