Proteger a Farc es un reto enorme
Colombia tiene la meta de sacar la violencia de la política que ahora se da en el marco de un acuerdo con la guerrilla más grande y que más afectó la seguridad, la cohesión social y la dinámica política en las últimas tres décadas: las Farc. Sacar la violencia de la política pasa por proteger al exgrupo guerrillero, todo un desafío que debemos asumir los que queremos que este Acuerdo se cumpla y tengamos un orden social, político y económico de mayor calidad. Comprender quiénes están atentando contra Farc es clave para asumir su protección. Hay una violencia por intereses económicos, los que matan porque ven en la erradicación de la coca o la lucha contra la minería ilegal una afrenta a sus intereses ilegales. Esto va a implicar la dura lucha contra mafias que matan a los excombatientes porque ven una amenaza en la implementación del acuerdo. Hay una dinámica política que se anima por aquellas fuerzas locales y regionales que ven en la Farc un competidor inaceptable y no están dispuestos a perder su gobernabilidad, esto se va a exacerbar en las elecciones del 2019 e implicará un desafío para el Estado, que deberá proteger y evitar la violencia contra ellos. En el pasado, agresiones contra fuerzas políticas que retan la tradición desafortunadamente ha tenido el concurso de agentes estatales, esperemos que esto se prevenga con acción institucional y debidas medidas de control. Las Farc en su pasado acumularon odios y dolores por sus actuaciones contra comunidades, organizaciones y personas que pueden recurrir a venganzas, esto no es descartable, es quizás de las violencias más difíciles de controlar, porque la venganza es un sentimiento profundo y difícil de prevenir, allí le toca a las mismas Farc, ahora en plan de reconciliación, emplearse a fondo, actuar en lo comunitario, en lo local y a dar la cara a sus víctimas. Ir a la Justicia Especial de Paz con toda la verdad y tener la humildad y valor de asumir sus responsabilidades, para aminorar tanto odio contra ellas. Violencia contra las Farc es inadmisible, como lo es contra toda persona, organización o grupo. El desafío no es menor.