SOSTENIBILIDAD, EL MOMENTO DE VERDAD
Hoy día, es literalmente difícil concebir una empresa formal sin una estrategia de sostenibilidad coherente con el territorio donde se asienta.
El Área Metropolitana es una subregión que clama por un comportamiento más racional en el uso de los recursos naturales. Las malas prácticas y una baja cultura por el medio ambiente, día a día, le inyectan más presión a un problema que está en el límite. Veamos por qué.
Se acerca finales de febrero y de nuevo puede presentarse la contingencia ambiental. Cientos de toneladas de CO2 que a diario emitimos todos los ciudadanos no logran salir a la atmósfera por la acumulación de nubes en este valle rodeado de montañas. Bien le vendría a la ciudad que todos los ciudadanos fuéramos más conscientes de esta situación y nos apropiáramos de soluciones reales para contribuir a la disminución del problema y dejar de lanzar señalamientos cuando los responsables somos todos.
Es un poco decepcionante ver a la gran mayoría de los medellinenses reclamando a las autoridades locales por mayores acciones cuan- do en lo personal nos cuesta usar transporte público, montarse en una bicicleta o tratar de caminar para llegar al trabajo, en algunos casos.
Ver buses de transporte público emitiendo bocanadas de humo negro y los dueños no inmutarse frente a esta situación, o usuarios de vehículos haciendo toda clase de marañas para que su vehículo pase la revisión técnico–mecánica en un CDA de dudosa reputación. Hemos llegado a un punto de insensibilidad que no nos damos cuenta que al final nos estamos matando nosotros mismos por la indolencia de no ser capaces de jugarle limpio al aire de nuestra ciudad.
En buena hora la Alcaldía de Medellín, en alianza con el Área Metropolitana lideraron el pacto por la calidad del aire. Iniciativa de la cual también participaron los gremios de la región, ambientalistas y otras entidades públicas, que nos comprometimos a liderar más acciones en pro de un aire más limpio en nuestra región. Vemos empresas con acciones ejemplares como Argos, Enka, Crystal, Colcafé, entre otras, que hoy tienen emisiones casi nulas, gracias a sus buenas prácticas. Y en forma adicional estimulan, entre sus empleados, planes de movilidad sostenible contribuyendo a disminuir la presión en las emisiones y generando una cultura por el aire limpio.
Sin embargo, estas acciones puntuales serán insuficientes si la totalidad de las empresas y ciudadanos no asimilamos la importancia de que cada uno de nosotros se comprometa a sumarse al pacto por la calidad del aire.
Recordemos que el 80 % de la contaminación se genera por el uso de vehículos de combustión fósil y sobre todo en aquellos que son mal conducidos y sin las revisiones técnico– mecánicas correspondientes. Este pacto funcionará si cada uno de nosotros se compromete, dejamos de achacar culpas a otros y nos volvemos líderes en el tema para dar ejemplo a otros. Está en juego la salud y el bienestar del Valle de Aburrá, y del planeta. Vivimos un momento crítico y tiene todo el sentido que entre todos contribuyamos a tener un aire más limpio para nosotros, para las generaciones actuales y futuras
Hemos llegado a un punto de insensibilidad que no nos damos cuenta que nos estamos matando nosotros mismos por la indolencia de no jugarle limpio al aire de la ciudad.