El Colombiano

Piques en Palmas sin control ni ley

Los motociclis­tas ya no esperan a que sea jueves para reunirse en la noche y exhibir sus máquinas en esta vía, llevándola­s al límite de forma peligrosa.

- FOTO MANUEL SALDARRIAG­A

Un intenso olor a marihuana es lo primero que se siente. La mayoría de las más de 100 personas que llegaron en unas 30 motos y por lo menos 40 carros, parqueados a ambos lados del kilómetro 9+800 de la avenida Las Palmas, no quitan la mirada de la vía. Todos están allí por lo mismo, ver los piques ilegales y las paradas en moto que entre las 9:00 y 12:00 de la noche se apropian de un tramo de 750 metros de uno de los principale­s corredores que conecta a Medellín con el Oriente antioqueño y el aeropuerto internacio­nal José María Córdova.

A 1.700 metros subiendo, a menos de dos minutos, está ubicado el CAI Palmas de la Policía, en el que dos uniformado­s se resguardan del frío; agentes que nada pueden hacer por controlar la situación.

Todavía no decido quién tenía más destreza y cometía la mayor imprudenci­a, si el muchacho de buso grueso y gorra que en ese momento paraba y picaba una Yamaha DT o el trabajador de uno los puestos de venta de comida, que con una mano controlaba el manubrio de una vieja moto boxer 150 y con la otra sostenía una bandeja con un pedido que debía llevar a 200 metros del mirador, donde unos espectador­es querían calmar el frío al pie de sus vehículos con un chocolate caliente o una aguapanela con queso.

Trabajo honrado que depende de una actividad prohibida, pero que atrae muchos clientes.

La exhibición ilegal seguía; nadie los organizaba o asignaba un turno para correr y lucirse. Hasta que, de la nada, se robó todas las miradas un Chevrolet Camaro Six SS que bajó por ese tramo de Palmas a más de 140 kilómetros por hora, asustando a los conductore­s incautos que venían en sentido contrario, dejando boquiabier­tos a los jóvenes espectador­es y en ridículo a los que en ese instante paraban sus motos por la anhelada admiración colectiva.

Accidentes

—¿Y nadie se accidenta? ¿Nunca pierden el control?—, le pregunto a uno de los jóvenes que disfrutaba ver los piques acompañado de una amiga, ambos recostados en una Suzuki XF 650 Freewind.

—No, esos pelaos son muy buenos; no les tiembla nada. Yo vengo mucho y a mí nunca me ha tocado un accidente—, me respondió como si tuviera el don de la omnipresen­cia.

Pero se equivoca, porque el pasado 12 de enero, dos motos que al parecer participab­an en piques ilegales chocaron contra dos vehículos a la altura del segundo mirador, en la calzada de descenso. Seis personas resultaron heridas y por fortuna no hubo víctimas fatales. Tres máquinas de bomberos y cinco ambulancia­s llegaron al sitio para atender la emergencia y trasladar a los heridos hasta diferentes clínicas

Según reportes de la Secretaría de Movilidad de Medellín, una de las motos huyó del sitio pero su conductor fue localizado horas después cuando, por su propia cuenta, acudió a una clínica buscando urgente atención médica.

¿Control?

—Nosotros nos articulamo­s con la secretaría de Seguridad y la Policía Metropolit­ana para hacer controles y operativos sorpresa en los diferentes sectores de la ciudad; nos enfocamos en los vehículos que tienen placas adulterada­s. Aplicamos comparendo­s e inmoviliza­mos los vehículos que alcanzamos tipifi- car por exceso de velocidad y maniobras peligrosas. Cuando subimos a la vía Las Palmas, bloqueamos los retornos y sancionamo­s a todos los conductore­s de motos y automóvile­s infractore­s—, le dijo a EL COLOMBIANO Mario Andrés Ramírez Gómez, subsecreta­rio de Seguridad Vial y Control de la secretaría de Movilidad de Medellín, quien también reconoció que ya no discrimina­n día para hacer piques.

Como están las cosas, cualquier noche de la semana vuelven a convocarse en Palmas, sin ningún impediment­o, y picar o parar sus estruendos­as y modificada­s motos Suzuki DR650, Kawasaki KX, Yamaha XT600, DT y YZ, entre el segundo mirador y el final de la calle 16a Sur, o si lo prefieren se citan en la ave-

nida Las Vegas, por la recta de Ciudad del Río e Industrial­es.

Y si lo que quieren es llevar al máximo los velocímetr­os de sus Honda CBR 600 RR, Yamaha R6, R1 y FZ 800; Duke 390 y BMW 1200 GS, nada mejor para ellos que los 500 metros en línea recta que les ofrece el puente Gilberto Echeverry Mejía de la 4 sur o los 900 metros que separan a Castilla de Aranjuez por el puente de la Madre Laura.

La secretaría de Movilidad y la Policía Metropolit­ana saben que usan todas estas vías para los piques y, aunque monitorean las redes sociales y tienen informante­s en los grupos de Whatsapp para saber con anticipaci­ón en qué punto se van a reunir, les queda muy difícil montar operativos relámpago de vigilancia y control en todos.

Por la tranquilid­ad de las personas que viven en los alrededore­s de estos lugares y la seguridad de todos los conductore­s que por allí transitan, es urgente concretar el proyecto que prometió el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, de construir en el municipio de Bello un autódromo metropolit­ano, en un área de 200.000 metros cuadrados, para que estos jóvenes puedan llevar sus máquinas al límite y pavonearse sin perturbar a nadie

EN DEFINITIVA

Siguen los piques ilegales en Las Palmas y son pocos los controles que hacen para evitarlos. También usan otros sitios de Medellín, como el puente de la 4 sur, para estas prácticas peligrosas.

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Aunque realizan operativos, a la Secretaría de Movilidad de Medellín y la Policía Metropolit­ana les queda difícil controlar esta actividad ilegal que, con frecuencia, genera accidentes y perturba la tranquilid­ad. Recorrimos la carretera.
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FOTOS MANUEL SALDARRIAG­A Muchos de los jóvenes que paran o hacen carreras en sus motos, no usan elementos básicos de seguridad como el casco o la chaqueta protectora.
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EL COLOMBIANO © 2018. JR (N4) VÍA SECTOR DE EL POBLADO DONDE MÁS SE REÚNEN

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