EDITORIAL
Todo aporte ciudadano es clave para mejorar la calidad del aire en la ciudad. Se trata de defender la salud pública, un derecho fundamental. Volquetas, camiones y motos entran en pico y placa.
“Todo aporte ciudadano es clave para mejorar la calidad del aire en la ciudad. Se trata de defender la salud pública, un derecho fundamental. Volquetas, camiones y motos entran en pico y placa”.
La declaratoria de “Inicio del estado de prevención de la calidad del aire” en los 10 municipios del Aburrá, adoptada por el Área Metropolitana, es una decisión que tiene todo rigor científico, con base en el sistema de monitoreo de la calidad del aire de la región, que no admitía aplazamientos y debe contar con el apoyo decisivo de ciudadanos, industrias, transportadores, comercio y otros, ya que todos hacemos parte del problema y, por lo tanto, debemos aportar en la solución.
Para que las nuevas medidas, que irán hasta el 7 de abril, den los resultados esperados y se evite así una nueva declaratoria de emergencia ambiental, la tercera consecutiva en tres años, por esta misma época, insistimos, es clave el acompañamiento ciudadano. No se trata de madrugar más para evadir el pico y placa. La idea es dejar el vehículo en casa y definir otras estrategias de desplazamiento en pro de la descontaminación y por la defensa de la salud pública, que es un derecho fundamental.
Vale recordar que el Aburrá, pese a que está catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez zonas más contaminadas de Latinoamérica, una amplia franja de su población no tiene conciencia de tamaña situación.
El problema no es nuevo y ha crecido, de manera exponencial, desde comienzos de los años 80 con la densificación urbana (98%), hecha, en amplias franjas, sacrificando espacios verdes; el incremento del parque automotor, 1.300.000 vehículos circulando diariamente, un alto porcentaje con combustibles de baja calidad; la industrialización y otras fuentes contaminantes.
La pregunta evidente frente a una eventual nueva crisis es qué no ha funcionado, si gracias a las inversiones en tecnología de la ciudad, control emisiones contaminantes de vehículos, empresas, pico y placa y pactos. Además del aporte científico de las más importantes universidades locales, con aval de grandes centros de investigación, como la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., considerada la más avanzada del planeta, se conoce la dimensión del problema, sus causas y sus posibles soluciones.
Hoy, los principales genera- dores del problema son las volquetas, camiones y motos de cuatro tiempos, estas últimas por su gran proliferación. A estos se les agrega los carros viejos, convertidos de gasolina a diésel, o chimeneas rodantes que definitivamente deben meterse a un plan de chatarrización o prohibirles su circulación un valle como el de Aburrá en el que el aire difícilmente circula y las emisiones contaminantes pasan horas y días antes de desaparecer.
El transporte público, si bien aparecía en la franja como gran contaminador, ha reducido su participación gracias a la chatarrización y otros rigores, de tipo técnico, iniciativa de las propias empresas.
Sin duda se ha avanzado en conciencia ciudadana y responsabilidad empresarial frente a la contaminación.
En 2007 luego de una alerta por parte del Instituto Nacional de Epidemiología de la U. de A., sobre los efectos nefastos de la polución en la salud, se firmó un primer pacto por la calidad del aire, cuyas metas no se cumplieron y la contaminación creció.
Hace apenas dos semanas, con 300 compromisos y acciones medibles a corto y mediano plazo, 66 entidades públicas, autoridades ambientales, gremios, banca, transporte, academia, constructores, gran empresa, organizaciones sociales y medios de comunicación, entre otros, suscribieron un nuevo pacto por el mejoramiento de la calidad del aire en el Aburrá.
Se trata de defender el derecho a la vida, sobre todo de nuestros niños. En la ciudad están naciendo bebés con Enfermedad Obstructiva del Pulmón (Epoc), por contaminación, como lo han constatado científicos de la Facultad de Salud Pública de la U. de A