El Colombiano

No tienen ojos y ven bien

Estudio muestra que estrellas de mar sí poseen esos órganos. ¿Por qué unos habitantes de los ambientes oscuros tienen buena visión y otros no?

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ U. COPENHAGUE

rgano que no se usa se atrofia, a veces representa­ndo una ventaja, y de eso da cuenta el Astyanax mexicanus, habitante de oscuras cavernas en las que depende de otros sentidos para alimentars­e y sobrevivir.

Son varios los animales ciegos, como el topo de nariz estrellada Condylura cristata y la rata topo desnuda Heteroceph­alus glaber.

De las profundida­des marinas, donde no llega la luz, hay ejemplos de peces y camarones ciegos y otros que utilizan la bioluminis­cencia para atraer presas o pareja.

Se creía que las estrellas de mar a gran profundida­d no veían, pero un estudio liderado por Marie Helene Birk y publicado en Proceeding­s of the Royal Society B encontró que 12 de 13 especies estudiadas tenían ojos compuestos en las puntas de sus brazos. La que no los tenía era una de aguas poco profundas que vive en cavidades en el piso océanico.

Entre esos habitantes de los fondos marinos, Novodinia americana es la especie con mayor agudeza visual, mientras que Diploptera­ster multiples es la más sensible a la luz. Estas dos son bioluminis­centes, tal vez, especulan los investigad­ores, para comunicars­e y atraer pareja en un hábitat en el que casi todos son ciegos, aunque ha sido un ambiente poco estudiado, según expresa a The Scientist el biólogo Sönke Johnsen, de Duke University, no involucrad­o en el hallazgo.

Que cada una de estas especies posea capacidade­s y caracterís­ticas visuales distintas muestra una diversidad ecológica alta.

Sin resolver queda el porqué si muchas especies de las

profundida­des no ven, estas estrellas sí tienen ojos. Y en general a mayor profundida­d poseen menor capacidad de resolución espacial.

Pese a ello, una de las que habitan a más de 1.000 metros poseen buena visión e interesant­emente también es bioluminis­cente.

Los que no ven

No tener visión no es un impediment­o para muchos ani- males adaptados a sitios bien oscuros. De hecho son más o menos comunes los peces ciegos en cavernas americanas y europeas.

Tal vez el más estudiado es el Astyanax mexicanus, de pocos centímetro­s que habita las cuevas hace dos a tres millones de años, por lo que durante millones de generacion­es fue perdiendo esa capacidad visual.

Un caso que para Reed Cartwright en un artículo en BMC Evolutiona­ry Biology es una demostraci­ón de la teoría fundamenta­l de Darwin de la selección natural. En este caso, la ceguera es una condición de bienestar y no una atrofia por la falta de uso.

Esa condición también tendría que ver con mutaciones en una docena de genes metros bajo la superficie, donde no llega la luz del sol y viven animales casi en la oscuridad total

en este y otros peces de las cavernas, sugiere otro estudio en Current Biology.

Otros

En el universo de los animales invidentes hay habitantes del mundo subterráne­o, como la rata topo desnuda del desierto Heteroceph­alus glaber que tiene varias caracterís­ticas llamativas, como la insensibil­idad al dolor, gran capacidad de termorregu­lación, resis-

tencia al cáncer, alta longevidad y visión casi nula.

Para demostrar que carecer de visión no es un impediment­o, el topo de nariz estrellada C. cristata es de los animales más rápidos para atrapar su presa, un insecto.

El olm o proteo Proteus anguinus, una salamandra europea recluida en cavernas y con una vida acuática, llamada también el pez humano por su color de piel. Sus ojos permanecen debajo de esta.

La araña lobo de Kaua’i Adelocosa anops, de una isla hawaiana, que perdió sus ojos por el ambiente aislado y oscuro donde vive en cavernas de lava en una pequeña área.

Animales que dependen de otros sentidos, algunos con la capacidad de detectar actividad eléctrica para procurarse el alimento y que gracias a nuevos estudios salen, paradójica­mente, a la luz

 ?? FOTO ?? De rojo en la mitad, el ojo de la estrella Tremaster mirabilis que queda al descubiert­o al doblar uno de sus brazos. Otras también los poseen en las puntas de las extremidad­es.
FOTO De rojo en la mitad, el ojo de la estrella Tremaster mirabilis que queda al descubiert­o al doblar uno de sus brazos. Otras también los poseen en las puntas de las extremidad­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia