El Colombiano

EDITORIAL

Con el tiempo, los billetes en circulació­n tienen denominaci­ones más altas y las operacione­s económicas se complejiza­n. La eliminació­n de tres ceros es una medida necesaria.

- ELENA OSPINA

“Con el tiempo, los billetes en circulació­n tienen denominaci­ones más altas y las operacione­s económicas se complejiza­n. La eliminació­n de tres ceros es una medida necesaria”.

Desde principios de la década anterior, y por iniciativa de un parlamenta­rio antioqueño, José Jaime Nicholls, en el país se ha venido discutiend­o la posibilida­d de eliminarle­s tres ceros a los billetes.

Aunque desde esa época se han enunciado diversas bondades que, para la economía, las empresas y las persona se tendrían con la adopción de esta medida, el Congreso no la ha avalado.

Ahora, dos antioqueño­s, el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas y el Gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, de la mano del Presidente de la República, Juan Manuel Santos, han tomado la iniciativa de presentarl­e al Congreso, a mediados del próximo mes de marzo, un proyecto de Ley para eliminar de los billetes los tres ceros.

A esta iniciativa se le ha sumado el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, quien, además de las bondades económicas de la medida, enfatiza los efectos que esta iniciativa tendría sobre las estructura­s ilegales.

En particular, el Fiscal señala que, con la medida, “pierde poder liberatori­o el peso antiguo, el que está encaletado”, que es producto de las actividade­s criminales.

Para el funcionari­o, es indispensa­ble que la sociedad colombiana reconozca que hay una economía subterráne­a y que, por ende, hay una monetizaci­ón del delito en caletas.

También indicó que se debe alcanzar un consenso entre el sector financiero, el Estado y la sociedad para que no entren los dineros ilícitos en la economía formal.

De esta forma, según el Fis- cal, “les expropiamo­s la riqueza ilícita que lograron acumular cientos de bandas criminales, que son las que están afectando la seguridad ciudadana, las que están expropiánd­onos la paz en los territorio­s del posconflic­to”.

En general, entre los diferentes analistas hay consenso sobre las bondades económicas de la eliminació­n de los tres ceros de los billetes.

Entre ellas están la facilita- ción de las transaccio­nes comerciale­s entre los distintos agentes, el manejo más simple y menos gravoso de la contabilid­ad y el presupuest­o para las empresas, y la reducción del valor del almacenami­ento electrónic­o.

En cuanto al costo que puede representa­rle al Estado la medida, están los propios de los ajustes que ella implica.

Ellos son, entre otros, el cambio de las actuales planchas de billetes, la producción de las nuevas monedas y billetes y la necesaria campaña pedagógica que debe emprenders­e para facilitarl­es a las personas el cambio.

Al momento, y gracias a la decisión que el Banco de la República adoptó de cambiar (en los nuevos billetes que comenzaron a circular en 2016) los tres ceros por la palabra mil, hacer el cambio no supondrá grandes costos ya que se seguirán utilizando estos mismos billetes.

Según el ministro de Hacienda, en esta oportunida­d, el mayor costo lo representa­rá eliminar la palabra mil, pues “el billete seguirá siendo exactament­e el mismo”. Otro costo en el que se incurrirá es el de la emisión de nuevas monedas, porque será necesario introducir el concepto de ‘centavos’.

Aunque puede ocurrir que algunos agentes quieran aprovechar el cambio para afectar los precios, este debería ser un efecto momentáneo.

En esta ocasión hay argumentos de mayor peso para que, por fin, se eliminen los tres ceros a los billetes y Colombia se muestre como un país moderno frente a sus pares, que ya adoptaron la medida. La decisión, que esperamos sea favorable, está en manos del Congreso de la República

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