El Colombiano

La bancarizac­ión en Colombia aún está en pañales

Ser parte del sistema financiero es más que contar con un producto. Le explicamos el porqué.

- Por ANDREA BALLESTERO­S ALTUVE

En Colombia, cinco de cada diez ciudadanos tienen un producto financiero formal como cuentas de ahorro o corriente y tarjetas de crédito. Es decir de 49,6 millones de ciudadanos, apenas 26,6 millones están insertos en la economía a través de la banca.

Así lo aseguró el informe, a septiembre de 2017, de la Banca de Oportunida­des, liderado por el Estado para promover la inclusión financiera en el país.

“Es un poderoso instrument­o de movilidad social, toda vez que los individuos pueden suavizar sus consumos, afrontar de mejor manera los choques y anticipar su bienestar redistribu­yendo temporalme­nte sus compras”, explicó el vicepresid­ente de la Asociación Bancaria de Colombia (Asobancari­a), Jonathan Malagón, sobre la importanci­a de la bancarizac­ión.

“En la medida en que los individuos revelan informació­n sobre sus hábitos transaccio­nales, es mucho más fácil incluirlos posteriorm­ente en un crédito, pues la historia financiera es uno de los principale­s insumos para la bancarizac­ión”, apuntó.

Es la “vacuna” contra el flagelo del llamado gota a gota, como se le conoce a los créditos que se transan usualmente en el mercado informal entre vecinos o familiares a tasas de interés muy elevadas.

El economista y jefe del pregrado en Finanzas y docente investigad­or del Departamen­to de Economía de la Eafit, Raúl Armando Cardona, también coincidió con esos puntos y agregó que adquirir créditos y referencia­s financiera­s son otros beneficios que las personas obtienen por formar parte del sistema bancario.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Para Cardona, las desventaja­s de estar bancarizad­o radican principalm­ente en los costos financiero­s que cobran los bancos cada vez que se realizan ciertas operacione­s. Otro perjuicio tiene que ver con la seguridad de los datos y los recursos: “Debemos estar atentos a la informació­n que nos suministre la entidad de nuestro saldo y movimiento­s”, sustentó Cardona quién además advirtió sobre la corrupción que puede existir y de la que algunos empleados bancarios obtienen provecho para generar fraude (...) pese a que los bancos tienen sus políticas de ética. Pero desafortun­adamente tenemos el factor humano en el que siempre hay fallas”, dijo el experto.

Escenario en el mundo

Luego de conocer el contexto nacional sobre este tema surge la siguiente pregunta: ¿Cómo está Colombia con respecto a otros países? Pues la situación no es nada alentadora. De una lista de 26 ocupa el lugar 23, según el índice de Política e Institucio­nalidad del Foro Económico Mundial, que se elaboró en enero de 2017 y se divulgó en Davos a principios de 2018.

Si observamos el renglón de acceso a productos bancarios como cuentas de ahorro, corriente y cuentas ahorro para vivienda, el Foro Económico Mundial lanza al fondo al país y lo ubica en el puesto 25 de 26. Su evaluación está basada en la poca participac­ión ( 23 %) que tuvo la población de bajos ingresos para acceder a productos de la banca.

Contradict­oriamente, esa población parece hacer uso más intenso de algunos productos financiero­s, lo cual le dio mejor puntaje a Colombia (15/26).

Otros elementos financiero­s por los cuales Colombia salió mal evaluada fueron los costos de acceso (19/26), en el que pesó el impuesto del 4x1.000; y la falta de equidad de género (24/26), en el que los micro-créditos dirigidos a mujeres no tienen buen registro.

¿Quién usa la banca hoy?

Si usted está entre los 18 y 30 años y tiene un producto financiero formal, segurament­e utilizará con menos regularida­d (87,8 %) , que quienes se encuentran entre 31 y 40 años (90,1 %). La Banca de Oportunida­des estima que en el primer grupo hay 6.502.077 ciudada- nos y en el segundo 6.202.344.

Tener una cuenta de ahorros es lo más común entre los que ingresan al sistema bancario, el mismo informe señala que al menos 24,7 millones de personas usan este tipo de producto, lo que agrupa 73,5 % de la población adulta. A esta preferenci­a le sigue la tarjeta de crédito, con 9,2 millones y el crédito de consumo, con 7,9 millones.

Esto se explica porque “los primeros pasos en la inclusión financiera suelen ser los productos que hacen parte del pasivo de los bancos (es decir, aquellos por los que la entidad debe pagar intereses al usuario), siendo las cuentas de ahorro las mejores exponentes”, detalló el vicepresid­ente de la Asobancari­a, Jonathan Malagón.

Retos por delante

Para la Banca de las Oportunida­des, el mayor desafío que tiene el gremio es “estimular el uso y acceso de servicios financiero­s en el sector rural, especialme­nte, en aquellas zonas en donde las barreras geográfica­s impiden llegar de una manera efectiva con productos bancarios, siendo la tecnología uno de los aliados”.

En ese aspecto coincidió Mauricio Múnera, director de Inclusión Financiera de Bancolombi­a, la entidad líder en número de clientes en Colombia. “Aunque en términos de cobertura de municipios es posible decir que un alto porcentaje ya cuenta con conectivid­ad a redes e Internet en sitios públicos, aún existe un número importante de

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