El Colombiano

LA AGONÍA DEL ÉXITO

- Por JUAN JOSÉ HOYOS redaccion@elcolombia­no.com.co

Tengo la costumbre de leer los periódicos en desorden. Lo hago buscando las pequeñas historias de lo que le pasa a la gente. Me gustan más que las noticias de la política, los debates en el parlamento o los discursos de los gobernante­s.

A veces obtengo mi recompensa: una historia que me conmueve o me divierte, o que arroja luz sobre una de las tantas caras ocultas de la condición humana…

Esta vez, la recompensa fue la noticia de un cocinero que renunció a que su restaurant­e recibiera las tres estrellas de la famosa Guía Michelin, la biblia de la refinada cocina francesa. Entrar en esa guía y obtener su máxima puntuación —tres estrellas— es el sueño de casi todos los chefs del mundo.

El restaurant­e —uno de los miembros del muy selecto club de los 27 de la Guía con esa calificaci­ón— se llama Le Suquet, y es un negocio familiar situado en un pueblo del sur de Francia. Su chef, Sébastien Bras, explicó su renuncia diciendo que no quería seguir sometido a la tremenda presión que implica pertenecer al Olimpo de la alta cocina francesa y mantenerse en esa posición.

“Hoy, a los 46 años, quiero darle un nuevo sentido a mi vida y redefinir lo esencial”, dijo el cocinero en un video publicado en la página de Fa- cebook del restaurant­e. “He decidido, de acuerdo con toda mi familia, abrir un nuevo capítulo de mi vida profesiona­l, sin la recompensa de la Guía Michelin, pero con toda la pasión por la cocina”.

La codiciada tercera estrella fue obtenida por su padre, Mi

chel Bras, hace casi dos décadas, cuando estaba al frente de Le Suquet. Sébastien reconoció que mantener la máxima puntuación de Michelin fue un bello reto y un soporte para lograr la superviven­cia del restaurant­e, perdido en el corazón de la región de Aubrac.

Sin embargo, advirtió que al mismo tiempo fue una fuente de gran presión que ya no quiere seguir sintiendo, aunque ello le haga perder notoriedad. “Hoy queremos tener un espíritu libre para continuar de forma serena, sin tensión, manteniend­o vivos una cocina y un servicio que son la expresión de nuestro espíritu, de nuestro territorio”.

Al comienzo de su video, Sébastien leyó una cita del libro “Los ecos del silencio”, del escri- tor Camille Belguise, que dice: “En el silencio y la soledad, solo se escucha lo esencial”.

En su mensaje, también admitió tener en algún rincón de la cabeza el recuerdo del suicidio del chef tres estrellas Ber

nard Loiseau en el año 2003. A los 53 años de edad, en la misma casa donde vivía con su esposa y sus tres hijos, Loiseau se pegó un tiro con una escopeta, agobiado por el estrés y por las deudas, pocas semanas después de que el diario Le Fígaro anunciara que su restaurant­e estaba “legítimame­nte amenazado” con la pérdida de sus estrellas Michelin. Su esposa Dominique dijo que “Bernard estaba muy cansado” luchando los 365 días del año por mantener su posición en la Guía. “Lo que le dolió fue la frase empleada por el periodista: Esa palabra, ‘legítimame­nte’, Bernard nunca la entendió, y sobre todo, nunca la aceptó”.

En un mundo lleno de ídolos de cartón fabricados por la maquinaria endemoniad­a de la farándula es reconforta­nte encontrar hombres como Sébastien que renuncian a la agonía del éxito, la pompa y las estrellas porque aman la vida y la libertad y solo quieren hacer bien su trabajo, aun en medio del silencio y la soledad. No para figurar en una Guía Michelin.

Pienso que la suya es una lección de honradez y de amor por su oficio. Sébastien Bras es un héroe de nuestro tiempo

En un mundo lleno de ídolos de cartón fabricados por la maquinaria endemoniad­a de la farándula es reconforta­nte encontrar hombres como Sébastien que renuncian a la agonía del éxito, la pompa, las estrellas...

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