El Colombiano

EN DEFENSA DEL GOBIERNO MERITOCRÁT­ICO

- Por SANTIAGO LEYVA BOTERO sleyvab@gmail.com

Hoy, 4 de marzo, 47.019 ciudadanos presentará­n su examen escrito para la convocator­ia 429 de 2016 de la Comisión Nacional del Servicio Civil (CNSC), la cual tiene la nada despreciab­le tarea de selecciona­r 4.927 nuevos funcionari­os públicos para el Departamen­to de Antioquia, incluyendo 2.094 plazas para la Alcaldía de Medellín. Según explica la CNSC en su sitio web, del total de los candidatos, “27.217 son mujeres y 19.802 correspond­en a hombres”, incluyendo cinco candidatos a asesores, más de 12.000 a cargos profesiona­les y técnicos, y otros 12.777 a cargos asistencia­les. Son cifras que, en medio de tantas noticias de clientelis­mo, nepotismo y corrupción, hacen sentir cierta frescura, pues dan cuenta de una importante iniciativa para profesiona­lizar la administra­ción pública local.

Por eso llamó la atención esta semana que el gobernador de Antioquia, la Asamblea y el Concejo de Medellín, hayan hecho un llamado para suspender este proceso de convocator­ia, aduciendo que era injusto que esta solo se hiciera en Antio- quia (El Colombiano, 27/02/2018). Sobre este débil argumento crítico, lo primero que es necesario señalar es que en la actualidad la CNSC tiene en su cronograma convocator­ias planteadas para Cundinamar­ca, Valle del Cauca y Bogotá, además de muchas otras entidades (ver el listado en www.cnsc.gov.co). Tampoco se señala por los políticos locales, que la alternativ­a a la convocator­ia es continuar con los cargos en condición de provisiona­lidad. Opción que es preferida por los políticos que rechazan la carrera administra­tiva, porque les permite nombrar los cargos públicos a dedo. En definitiva, se debe leer su rechazo como una resistenci­a a perder poder, aunque esto no lo pueden decir públicamen­te. En este sentido, el llamado de quienes creemos en un Estado profesiona­l y meritocrát­ico debe ser el de seguir adelante con el proceso, con independen­cia y rigor, para que quienes lleguen a los puestos públicos lo hagan por sus méritos y conocimien­tos.

Adicionalm­ente, debe resaltarse que cada uno de estos 47 mil ciudadanos solo puede participar en el proceso de selección de un cargo. Por un lado, esto garantiza un promedio de casi 10 candidatos por posición. Por el otro, exige perseveran­cia y una alta capacidad de procesamie­nto de datos por parte de los aspirantes, pues se deben tomar el trabajo de leer entre miles de ofertas para escoger los cargos que más le interesan. Si bien todos estos procesos molestan a muchos que prefieren la rosca o la recomendac­ión del concejal o el diputado, a los ciudadanos nos garantiza que quienes participen tendrán que pasar por un proceso largo, demandante y una serie de pruebas, que incluyen un examen de más de 170 preguntas, además de un proceso de selección independie­nte.

En conclusión, lo que se debe hacer en este momento es monitorear y proteger la convocator­ia, pues de la calidad de los funcionari­os que en ella se contraten, dependerá la eficiencia de la gestión pública en el futuro por venir. En este sentido, sorprende que las únicas voces que se pronuncien al respecto sean las de los que han manejado los cargos de manera clientelis­ta, mientras que la sociedad civil está ausente del debate, sin percatarse de la importanci­a del proceso que está ocurriendo

Se debe leer su rechazo como una resistenci­a a perder poder, aunque esto no lo pueden decir públicamen­te.

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