A PARTIR DE ESAS RUINAS SE PUEDE TRAMITAR EL DOLOR Y HONRAR LAS VÍCTIMAS
Muchas de las edificaciones que recuerdan el holocausto, entre ellas los campos de concentración, se conservaron en la idea de tramitar las tensiones entre memoria y olvido.
Creo que el caso del Mónaco se debe mirar con profundidad y de frente. No solo desde esa visión maniqueísta y si se quiere moralista de ver un período tan doloroso de la ciudad. Hay que enfrentar esa realidad y plantearse una intervención para que ese edificio en ruinas sea una muestra del horror, en lo museográfico, lo arquitectónico y lo espacial. Con intervenciones desde artísticas hasta de memoria con víctimas de aquel tiempo.
No se trata del edificio per se. Hay que conservarlo e intervenirlo. No hablo de restaurarlo. Las ruinas en sí mismas, con elementos de memoria y contemporaneidad, pueden servir para un homenaje a las víctimas. Todo depende del enfoque, la perspectiva, para lograr un diálogo con el pasado para tramitar la memoria y hacer homenaje a las víctimas y no a los victimarios de ese período horroroso de la ciudad de Medellín. Demolerlo es desconocer a esas víctimas.
En Medellín tenemos artistas contemporáneos, académicos y antropólogos con los que lograr esa inmersión. Lo que ocurre es que hay sectores a los que no interesa remover tanta suciedad bajo el tapete