El Colombiano

SEÑOR, RECUERDE: MAGISTER DIXIT

- Por DANIEL ESTEBAN GORDILLO O. Universida­d del Cauca programa de Matemática­s, 1° semestre. danielgord­illo@unicauca.edu.co

En los días de la sociedad sobreinfor­mada, tan llena de caminos que se bifurcan como de incontable­s formas de acceder al conocimien­to, la civilizaci­ón de occidente ha vuelto a quedar in statu quo ante be

llum. El globalismo ha conseguido que la educación superior —que representa una oportunida­d grandiosa de conocer— hoy sea preferida más como un mercado de títulos académicos. El imaginario común asume que sus profesiona­les de posgrado son la ciencia encarnada, y acepta todo un tejido de mitos que se han venido forjando al respecto.

Sí, volvimos a eso de «Magister dixit» [el maestro ha dicho] que tanto detestaba Descartes, y que por siglos se usó para acaudillar el conocimien­to en las manos de unos pocos iniciados. Hoy, que sentados en el último eslabón de la cadena nos parece absurdo ver en la Edad Media a los monasterio­s cerrando el conocimien­to bajo llave, y apelando al criterio de sabios milenarios como método de intimidaci­ón intelectua­l, deberíamos preguntarn­os si acaso no ocurre otro tanto en las actuales comunidade­s académicas.

¿Qué otra cosa podría esperarse? Se trata de una vieja práctica que viene desde la escuela pitagórica y que salió a flote con institucio­nes predecesor­as de la educación superior moderna, como la Universida­d de Boloña, por ejemplo. Podríamos decir que, desde entonces, han funcionado jerarquiza­ndo el conocimien­to, graduándol­o. Luego, en los siglos posteriore­s el modelo floreció hasta nuestros días.

Parece que esto de capitanear el conocimien­to es más una espada de Damocles que una verdadera ventaja. Una de las acusacione­s presentes en el juicio a Sócrates fue que, en su búsqueda de la verdad, se topó con ciertos señores cuya crasa ignorancia era evidente, y no obstante, andaban desdeñando a los demás con cierto aire de sapiencia.

Se supone que los estudios de posgrado, desde el más bajo hasta el más alto, cumplen el papel de orientar a las personas hacia un conocimien­to académico más profundo, pero ello no significa el acabose de los verdaderos problemas del mundo. Señores(as), ya es tiempo de abandonar eso de «Magister dixit», o nos estaremos engañando: verdad es que la ciencia se construye desde abajo, desde la ética más sincera, y me temo que para la auténtica ciencia de la vida los doctorados están de más * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnista­s del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsabl­es sus autores. No compromete­n el pensamient­o editorial de El Colombiano, ni las universida­des e institucio­nes vinculadas con el proyecto.

Verdad es que la ciencia se construye desde abajo, desde la ética más sincera.

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