SÍ HAY ÓSCARES PARA LOS DÉBILES
Los protagonistas de las películas más premiadas son personas diferentes y por eso echadas a un lado, miles de soldados próximos a ser barridos en un suspiro, una mujer que fue hombre y que por eso fue crucificada.
Los óscares fueron para los débiles. Los protagonistas de las películas más premiadas son personas diferentes y por eso echadas a un lado, miles de soldados empantanados y próximos a ser barridos en un suspiro, una mujer que fue hombre y que por eso es crucificada.
Los héroes de pantalla ya no son brabucones, pistoleros masivos, vengadores impíos. Les llegó el turno a los segregados. Y estos rechazados por la sociedad, en lugar de terminar derrotados, se crecen, se instalan en las retinas espectadoras como inquietantes triunfadores.
En “La forma del agua” una aseadora de trapero, que además es muda, alterna con una estrambótica criatura amazónica capturada y sometida a tormento y escrutinio científico. El marco es una instalación fortificada y hermética de tiempos de la Guerra Fría.
La silente empleada, rodeada de espías e investigadores, es la única que logra comunicarse con el monstruo gracias a su intuición y a la identificación que siente con este ser anfibio, perplejo y extraído de su medio natural. Surge entre ellos un amor más fuerte que la muerte.
“Dunkerque” es un matadero humano en una playa europea durante la Segunda Guerra Mundial. Soldados británicos con cascos de comedia tiritan de hielo y miedo al lado del ejército nazi que podría arrasar con ellos. La metralla aérea alemana impide la llegada de rescate.
De repente aparecen en el mar pequeñas embarcaciones civiles. Al llamado del gobierno británico, gentes que poseen cualquier barquito de faena atraviesan las aguas entre Inglaterra y Francia para recoger a esos muchachos malogrados. Sus compatriotas los acogen como ídolos. Esta ges- ta sin sangre hizo torcer la guerra en contra de los nazis.
Marina se llamaba Daniel. Ahora es “Una mujer fantástica”, a pesar de que no ha cambiado aún su documento de identidad. Su pareja reciente, un empresario separado que la duplica en edad, muere de forma estrepitosa y las sospechas recaen sobre ella. No tanto por su estatus de amante sino por ser una anormal, una “trans”.
La ex, los hijos, la familia, la alta sociedad de Santiago de Chile le hacen sentir lo que para ellos es una depravación. El cielo le cae encima. Pero ella camina con paso de hierro y tiene cara desprovista de miedo. Se mueve entre el agobio, segura de ser una persona que ama y tiene derechos