ROBUSTA, OPCIÓN DE DESARROLLO
Tradicionalmente, Colombia ha producido café arábigo y es conocido en el mundo por la calidad de su producto. Gracias a los avances y desarrollos productivos del cultivo, hasta el presente no se han emprendi- do desarrollos en el café robusta. Sin embargo, las tendencias del mercado internacional del café muestran que Colombia debería explorar la posibilidad de incursionar en la producción de este tipo de café.
Según un estudio realizado como parte de la última Misión Cafetera (liderada en su momento por el actual gerente del Banco de la República, Juan José
Echavarría), durante los últimos 20 años la oferta global de cafés suaves ha estado estancada en 40 millones de sacos.
La creciente demanda mundial de café ha debido ser satisfecha con una mayor oferta de otros cafés, como el robusta. Ello ha ido de la mano de avances tecnológicos y de innovación que han permitido que la mayor proporción de robusta en la mezcla se dé sin que se afecte la calidad que exige el consumidor.
El estudio en mención indica que, bajo ciertos supuestos (pues al momento no se tienen registros de campo), la producción de robusta en Colombia podría competir a nivel internacional y que los niveles de productividad serían muy superiores a los del promedio mundial, aunque estarían por debajo de algunos países, como Brasil.
A principios de la década pasada se estableció que, de las potenciales zonas de producción de café robusta en Colombia, la más indicada estaría ubicada en la Altillanura en un área de 1.800.000 hectáreas que comprende los departamentos de Meta, Casanare y Vichada. En esta zona se encuentran tres granjas experimentales (Taluma, Carimagua y Gaviotas).
Una primera opción que tiene Colombia para adelantar la producción de robusta es la sustitución de importaciones, pues, aunque poco divulgado, el país importa, para abastecer las necesidades del mercado interno, café robusta. Por ejemplo, en 2012, las importaciones de café fueron de un millón de sacos.
El país podría sembrar alrededor de 70.000 hectáreas para sustituir importaciones, dado que, según los estimativos, el costo de producción interna está por debajo del precio de importación.
Para llevar a cabo la producción de robusta, los expertos indican que el país debería previamente llevar un proceso de experimentación en dos fases. La primera debería tener como propósito la definición de los materiales a sembrar. En la segunda se deberían establecer los paquetes (o soluciones) tecnológicas que se deben aplicar en campo.
Los cálculos del estudio realizado en desarrollo de la Misión Cafetera hacen pensar que, con una buena base de investigación y desarrollo tecnológico, el país estaría en capacidad de exportar el café robusta de manera competitiva y rentable.
Sin embargo, de concretarse esta posibilidad, se deberán crear los mecanismos regulatorios necesarios para asegurar que no se afecte la prima de precios del café suave.
Dadas las oportunidades de desarrollo que representa la eventual producción de café robusta en Colombia, el Gobierno debería poner en marcha un programa para hacer realidad esta posibilidad que significa la generación de empleos, ingresos y divisas en el campo
La producción de robusta en Colombia podría competir a nivel internacional. Los niveles de productividad serían superiores al promedio mundial.