El Colombiano

ELECCIONES SIMBÓLICAS

- Por LUIS FERNANDO ÁLVAREZ J. lfalvarezj@gmail.com

En la política, como en el derecho, es necesario diferencia­r entre la denominada eficacia simbólica y la eficacia real. La primera se refiere al significad­o que tiene la expresión externa de los símbolos, es decir, lo que exteriorme­nte expresa una norma, una institució­n o una conducta. La segunda se relaciona con el mensaje real y “verdadero” que subyace detrás de aquella manifestac­ión formal. Lo ideal en un mundo de plena corrección es que los símbolos correspond­an a su realidad, es decir, que lo que se expresa correspond­a plenamente a lo que quiere manifestar­se o lo que se haga equivalga efectivame­nte al querer real de la persona. Por diferentes circunstan­cias ello no ocurre de esa manera. Distintas razones explican la recurrente discordanc­ia entre lo formal y lo real, entre lo que se expresa y lo que realmente quiere decirse, entre lo que se hace y la intención que subyace en la acción.

En el derecho, por ejemplo, puede suceder que el mensaje formal de una norma no concuerde con lo que la norma quiere realmente regular, por ejemplo, puede suceder que en su literalida­d una disposició­n prohíba desconocer los derechos de las personas, cuando el verdadero propósito es afirmar que se pueden limitar.

Algo similar puede ocurrir en el campo límite entre lo jurídico y lo político, como sucede cuando la Constituci­ón al regular los sistemas mayoritari­os o proporcion­ales para elegir gobernante­s y representa­ntes a cuerpos colegiados de elección ciudadana, en forma implícita está promoviend­o la formación, respectiva­mente, de un sistema bipartidis­ta o pluriparti­dista.

En este orden de ideas se mueven los procesos electorale­s en Colombia. Formalment­e el 11 de marzo de 2018 los ciudadanos estarán eligiendo los nuevos miembros del Congreso Nacional para un periodo de cuatro años que se extiende hasta el 2022, pero por lo ocurrido en los cierres de campaña, por la estructura misma de las institucio­nes, por las prácticas políticas tradiciona­les, por las costumbres electorale­s y principalm­ente por las expectativ­as creadas ante el difícil momento que vive el país como resultado del posacuerdo, no cabe duda que una parte del electorado actuará movido por fines diferentes a los formalment­e programado­s.

En buena medida los ciudadanos participar­án en las elecciones del domingo 11 de marzo de 2018, con el pensamient­o y la intención puestos en las elecciones para Presidente de la República, cuya primera vuelta se desarrolla­rá en el mes de mayo de 2018, en las elecciones departamen­tales y municipale­s de 2019 e incluso en las elecciones presidenci­ales de 2022.

Dentro de este panorama, buena parte del electorado tendrá especial interés por los comicios locales de 2019, en primer lugar, por la costumbre histórica que hace que los candidatos locales deban contar con el aval de los congresist­as con más alta votación en su región y en segundo término, porque históricam­ente las grandes reformas políticas y sociales deben desarrolla­rse de la base a la cima, de manera que los alcaldes y concejos municipale­s pueden ser determinan­tes del futuro institucio­nal del país

Los ciudadanos participar­án en las elecciones del 11 de marzo con el pensamient­o y la intención puestos en las elecciones para presidente, en las departamen­tales y municipale­s de 2019, e incluso en las de 2022.

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