“Mientras el presidente Trump imponía aranceles a las importaciones de acero y aluminio, en Chile se firmaba un ambicioso acuerdo comercial entre 11 países de la cuenca del Pacífico”.
Mientras el presidente Trump imponía aranceles a las importaciones de acero y aluminio, en Chile se firmaba un ambicioso acuerdo comercial entre 11 países de la cuenca del Pacífico.
Con los lemas de campaña del entonces candidato a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, a favor del proteccionismo se generó un gran temor de que el comercio internacional terminara siendo afectado.
En particular, no sólo las diversas naciones (y en especial las más avanzadas) sino también las principales entidades multilaterales advirtieron que, de cumplirse con las amenazas del ahora presidente Trump, se podría generar una guerra comercial que tendría más costos que beneficios para la economía global.
En particular, con ella se impactarían las bases de la globalización, del multilateralismo y de la cooperación internacional, las cuales han permitido, durante las últimas décadas, que la humanidad haya disfrutado de un periodo relativamente largo de paz y prosperidad sin precedentes.
Estos llamados se hicieron aún más intensos frente a la recuperación de la economía mundial, del mayor crecimiento global y de la expansión del comercio internacional que se vienen presentando desde meses atrás.
Pero las advertencias sobre los eventuales daños al sistema económico no solo vinieron del exterior sino que den- tro de Estados Unidos diversos actores se manifestaron sobre los impactos negativos que el proteccionismo podría significar para la economía y la sociedad estadounidense.
Sin embargo, respondiendo a su lema de campaña (América primero) y argumentando la necesidad de defender la seguridad nacional, el presidente Trump tomó la determinación de imponer aranceles a las importaciones de acero y alumi- nio. Estos serán del 25,0 y el 10,0 por ciento, respectivamente. La medida tendrá efecto en menos de 15 días.
Los países más afectados con la medida son Brasil, Corea del Sur, Rusia y China, pues ellos son grandes exportadores de estos dos productos al mercado estadounidense. No obstante, si no fuera por la exención hecha a Canadá (el primer exportador de ambos productos a Estados Unidos) y a México, el daño di- recto a sus vecinos sería de grandes proporciones.
Aunque el presidente Trump indicó que con los países afectados con la medida se podría negociar una eventual exención, a nivel de las principales potencias (como la Unión Europea, Alemania, China y Japón) las reacciones no se han hecho esperar y han anunciado que, de salir afectados, tomarán represalias comerciales contra Estados Unidos.
Más aún, además de recu- rrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC), algunas de ellas ya han hecho circular una lista de eventuales medidas a adoptar.
Al tiempo que al norte del continente americano la tormenta comercial arreciaba, al sur, en Chile, los representantes de once naciones de la cuenca del Pacífico sellaban la creación del “Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico (Cptpp, por sus siglas en inglés)”.
El Acuerdo, que cobija a casi 500 millones de personas y representa el 13 por ciento del PIB mundial, contempla la eliminación del 99,0 por ciento de los aranceles entre los países firmantes. Se espera que este entre en vigor en 2019.
La saliente presidenta de Chile, Michelle Bachelet, señaló que, con el nuevo Acuerdo, se le está “enviando un fuerte mensaje a la comunidad internacional” de las bondades de la apertura comercial, la integración económica y la cooperación internacional para asegurar la prosperidad global.
En un mundo que vive momentos de alta tensión en materia comercial, Colombia tendrá que manejar, con mucho tino, su política de comercio exterior sabiendo que este es vital para avanzar en su senda de desarrollo y progreso