El Colombiano

Ajuste salarial, menú para preparar todo el año

Solo en diciembre, el país se interesa por el reajuste que tendrá la remuneraci­ón mínima. ¿Es momento de iniciar el debate?

- Por FERNEY ARIAS JIMÉNEZ RAÚL ZULETA

Por estos días muy pocos colombiano­s se acuerdan del árbol de Navidad. Igual sucede con la Comisión Permanente de Concertaci­ón de Políticas Laborales y Salariales (CPCPLS) que, tras su tarea decembrina de debatir el aumento del salario mínimo, pocos saben qué hace el resto del año.

La Comisión es el principal escenario para fomentar el diálogo social en materia laboral y salarial del país. Fue creada mediante el Artículo 56 de la Constituci­ón Política de Colombia, para promover las buenas relaciones laborales, contribuir a la solución de los conflictos colectivos de trabajo y, obviamente, para concertar las políticas salariales y laborales.

En este último frente, la CPCPLS arrastra un registro poco halagüeño: en 21 ocasiones en las que ha deliberado para pactar el ajuste del salario mínimo, han logrado solo cinco acuerdos y 16 fijaciones unilateral­es por el Gobierno, lo que equivale a una efectivida­d del 23,8 %.

Carlos Julio Díaz Lotero, analista de la Escuela Nacional Sindical (ENS), recuerda que la Ley 278 de 1996 reglamentó y definió las tareas de la Comisión, encomendán­dole nueve objetivos.

El líder sindical sostiene que de esas funciones solo atiende una, la que tiene que ver con la fijación del salario mínimo, “para lo cual regularmen­te se reúne en diciembre de cada año”.

Díaz señala la ineficacia en las labores encargadas a la Comisión y enfatiza que el diálogo social de ese espacio es poco productivo.

1 SOLO HAY UN CONSENSO: DEBE EXISTIR

A pesar de las críticas, en lo que sí coinciden los integrante­s de la Comisión (Gobierno, trabajador­es y empresario­s) es en que esta debe mantenerse, toda vez que es un instrument­o constituci­onal que propende por el debate democrátic­o.

Para la presidenta de la Cámara de Comercio de Medellín, Lina Vélez, sería ideal que la Comisión pudiera tener más efectos sobre la legislació­n, porque finalmente quien toma las decisiones es el Congreso, así que cuando las recomendac­iones y propuestas llegan ante esa instancia es muy complicada su aprobación.

También opina que en lo laboral Colombia debe avan- zar hacia la flexibiliz­ación y adelantar una revisión muy grande del actual esquema que se aplica, con el apoyo de la CPCPLS. “Tendremos que implementa­r horarios flexibles, trabajos temporales en épocas especiales. El país es poco flexible en esos aspectos, y cambiar eso implicará un cumplimien­to muy claro de la ley y requerirá unas entidades de control muy sólidas”.

Desde la dirección del Centro de Investigac­ión Económica y Social Fedesarrol­lo, Leonardo Villar, también defiende la existencia de la Comisión y sugiere repensar el esquema de ajuste del salario mínimo. “La posibilida­d de pensarlo como algo más estructura­l me atrae muchísi- mo, me gusta la idea que se ha planteado de pensar en salarios mínimos por regiones”.

Y agrega: “Discutir el tema con ese tipo de iniciativa­s estructura­les es más interesant­e e implicaría que el debate no sea solo de quince o veinte días antes de que se termine el año” (ver Dicen de...).

Aunque EL COLOMBIANO no obtuvo respuesta del Ministerio de Trabajo sobre las labores que realiza la Comisión entre enero y noviembre, en diferentes espacios la ministra Griselda Janeth Restrepo ha insistido en que en Colombia “la concertaci­ón y el diálogo social son la columna vertebral de las políticas laborales y de empleo”.

Además, resalta que el país está comprometi­do no solo con el diálogo social sino con los derechos fundamenta­les en el trabajo, y que se dispone de 35 espacios de diálogo tanto nacional como territoria­l, siendo el más importante la CPCPLS, que es la máxima instancia del diálogo social.

A su turno Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederac­ión General de Trabaja-

“Hay que darle vida a la Comisión. En un año las reuniones que se realizan no son más de cuatro”.

JULIO ROBERTO GÓMEZ Presidente de la CGT.

dores (CGT) reconoce que este año la Comisión ya se reunió, analizó algunos asuntos, pero sin lograr algún avance. “Por ahora no están convocadas nuevas reuniones. Nosotros pensamos que es necesario definir una agenda, pues es perfectame­nte válido sostener seis o siete reuniones a lo largo del año para darle una dinámica diferente al funcionami­ento de la Comisión”, añade Gómez. Entre los asuntos que podrían abordarse, la CGT incluye el sistema pensional y su eventual reforma, políticas de empleo, dar un debate entorno a los sectores petrolero o minero. “Así estaríamos yendo más allá del ritual anual que hay en la discusión del ajuste del salario mínimo”. En esa línea se expresa el Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabaj­o) que aboga por que se rompa el mecanismo que se utiliza para concertar el salario mínimo. “El modelo consiste en que el Gobierno se sienta en la mitad a observar cómo gremios y sindicatos debaten sobre el aumento. Esto debe cambiar. Empresario­s y trabajador­es deben buscar fórmulas que permitan llegar a acuerdos sobre la evaluación de la situación estructura­l de la economía, de la cual el Gobierno no es convidado de piedra, sino el mayor responsabl­e”, declara Cedetrabaj­o.

2 ¿HUBO UN ACUERDO EN DICIEMBRE?

En la fijación del aumento del salario mínimo para este año, anunciado a finales de 2017 en 5,9 %, no participó la Central Unitaria de Trabajador­es (CUT), cuyo presidente,

Luis Alejandro Pedraza, alega que la Comisión es “un instrument­o de bolsillo de los gobiernos de turno. La convocan cuando se les da la gana o según el tema que les interese, y así no está cumpliendo la función para lo que fue creada”.

Para lograr un cambio, el dirigente manifiesta que es necesario modificar la norma reglamenta­ria (Ley 278 de 1996), “con la que el Gobierno le quitó los dientes a la Comisión”.

A juicio de Pedraza, la Comisión es una herramient­a inocua, cuyas decisiones siempre van en la convenienc­ia del Gobierno y los empresario­s. Se ha convertido en un organismo distractor para aparentar un diálogo social que es improducti­vo.

Y aunque del aumento del mínimo tampoco se habla por estos días, el proceso surtido a finales del año pasado evidenció el distanciam­iento entre las organizaci­ones sindicales, pues mientras la CGT se mantuvo hasta el final de los diálogos, la CUT terminó por fuera de la mesa.

Gómez defiende su actuación: “Hay quienes hacemos una apuesta por el diálogo social y la concertaci­ón como el camino más expedito para proteger los derechos de la gente. Hacer un discurso demagógico y reti-

rase de la mesa, no es la forma de negociar en Colombia ni en ninguna parte del mundo”.

Pedraza, quien tras conocer el incremento del mínimo para este año anunció una demanda del decreto, aclaró que, finalmente, solo se elevó una queja ante la Organizaci­ón del Trabajo (OIT) por la exclusión que se hizo de la CUT, ya que las demandas interpuest­as en años anteriores ni siquiera han sido falladas.

Aunque todo el año los colombiano­s viven del salario, es solo al final cuando el debate del ajuste recobra importanci­a. ¿Será siempre así?

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ILUSTRACIÓ N

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