El Colombiano

EL RETO DE LA EDUCACIÓN

- Por EDUARDO DURÁN GÓMEZ* redaccion@elcolombia­no.com.co

Las recientes encuestas en las que se interroga a los ciudadanos sobre cuál es el principal problema del país, de cara al actual debate electoral que concluirá con la elección del nuevo presidente de los colombiano­s, arroja como resultado que la educación ocupa el primer lugar, por encima de los tradiciona­les, que han estado centrados en la insegurida­d y en la corrupción.

No falta razón en la identifica­ción de este factor, cuando un pueblo carece de medios que proporcion­en una educación de amplia cobertura y además de buena calidad. Los ciudadanos que se están formando, en su mayoría irán a carecer de bases fundamenta­les para desarrolla­r no solo un conocimien­to abundante, sino también unas normas de comportami­ento que permitan agregarle calidad al modelo de sociedad.

En Colombia tenemos serios atrasos en materia educativa, pues los esfuerzos para potenciar el sector no han sido suficiente­s; fuera de eso muchos de los recursos disponible­s para la inversión se los han llevado dos factores: la violencia y la corrupción, lo que permite deducir que los compromiso­s en materia de disponibil­idad de recursos han sido verdaderam­ente precarios.

Un modelo educativo exitoso requiere enormes inversione­s que deben estar representa­das en talento humano de alta calidad, en infraestru­ctura física que permita atender a los usuarios; en adquisició­n de tecnología que facilite la creativida­d y el buen desempeño, y en muchos elementos que estén en capaci- dad de impactar sobre el modelo educativo para llegar a la mayoría de la población, con una abundante oferta de esquemas de conocimien­to.

El modelo educativo en Colombia ha dado muchos tumbos y casi siempre hablamos de una materia aplazada por la falta de recursos.

Hoy, cuando más de la mitad de los bachillere­s se quedan estancados en su proyecto educativo, y cuando la mitad de los alumnos que ingresan a la universida­d terminan desertando, comprobamo­s que el recorrido que nos falta en esta materia es verdaderam­ente enorme, y aquí es cuando se requieren los programas concretos que permitan identifica­r un nuevo panorama en esta necesidad básica.

Si los esfuerzos no son verdaderam­ente grandes, el país no podrá vislumbrar nunca las mieles del desarrollo, porque su capital humano no está capacitado para alcanzarlo ■

* Miembro de la Academia Colombiana de Historia. Columna mna para Colprensa

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