El Colombiano

Herederos de prontuario­s que tienen su curul en el Congreso

Cerca de 20 parlamenta­rios representa­n, en cuerpo ajeno, a políticos cuestionad­os. Se trata de familiares y aliados vinculados con corrupción o estructura­s criminales.

- JULIÁN AMOROCHO BECERRA

La nueva composició­n del Congreso de la República tras las votaciones del domingo, puede que tenga de todo más que de nueva. Además de las maquinaria­s y los repitentes de siempre, que ponen un número significat­ivo de parlamenta­rios, se suma la preocupaci­ón de cada cuatro años por el grupo de políticos quienes han llegado a su curul gracias a las herencias electorale­s de familiares y aliados con serios problemas con la justicia.

Poco antes de los comicios, resaltaba Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observació­n Electoral, MOE, que este fenómeno “es muy malo para la democracia y eso consolida sistemas de corrupción. No es que sean corruptos por sí mismos, pero el público entiende al Congreso como un negocio familiar y privado, y no como un servicio público”.

Existen casos que desde el principio han llamado la atención por el interés mediático, como el de Richard Aguilar, el hijo del condenado parapolíti­co Hugo Aguilar, quien llegó a la Gobernació­n de Santander, en su primer intento, gracias a las maquinaria­s de su padre e hizo lo mismo en su primer intento para el Senado.

Si bien hay quienes sustentan que existe un divorcio entre ambos, también se puede enumerar que su paso por la Gobernació­n dejó serias denuncias de corrupción, como la utilizació­n de 45 mil millones de pesos de regalías para la construcci­ón de un parque que no es de uso público.

Existen otros delfines de la parapolíti­ca con menos ruidos, como Nadya Blel, senadora conservado­ra, quien es hija de Vicente Blel, un poderoso político cartagener­o condenado por haber pactado con las Autodefens­as en Bolívar.

Como esta, también hay otros herederos de sangre cuya familia está en el ojo del huracán y aún así consiguier­on su elección, como Jhony Besaile, hermano del senador Musa, señalado por parapolíti­ca y por el cartel de la Toga y del gobernador de Córdoba, Edwin, a quien acusan de mover su campaña –algo ilegal– y lo culpan de saquear las arcas departamen­tales.

“El daño sobre la credibilid­ad de los partidos es bastante grande, porque no resuelven los problemas de los colombiano­s y acogen planes en algún punto conectado con la ilegalidad”, explica Jaime Alberto Carrión, politólogo y experto en temas electorale­s.

“Esa votación se sustenta en un voto de maquinaria­s y

se nota que los partidos aún tienen cómo movilizar a la gente, en torno a un sufragio que no es informado”, agrega Sergio Guarín, de la Fundación Ideas para la Paz.

Los que no lo lograron

Así como es de importante identifica­r los que llegan en cuerpo ajeno al Congreso,

también lo son las derrotas de varios que tenían toda la maquinaria con prontuario detrás y aún así no lo lograron.

La más grande sorpresa, sin duda, es la derrota de Arleth Casado al Senado en Córdoba, baronesa electoral y cabeza de la casa López Cabrales, un fortín del departamen­to. También aparecen en la misma región los herederos de Bernardo “Ñoño” Elías: Eduardo Tous de la Ossa y su hermano Julio Elías, quienes se “quemaron” para el Senado y la Cámara, respectiva­mente

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