¿CORRE PELIGRO LA DEMOCRACIA?
En la anterior columna escribí que el populismo de izquierda podría mejorar la democracia si les da participación a grupos que no se sienten representados en el sistema político. Pero si llega un líder con vocación de “hombre fuerte y antiliberal”, como es Petro, estaremos muy pronto ante el preludio de un gobierno autocrático. Esto es un grave peligro para la débil e imperfecta democracia que tenemos.
El peligro acecha también desde las oscuras sombras de la ultraderecha. El CD liderado de manera absoluta y jerárquica por Álvaro Uribe, quien en la búsqueda de sus fines políticos no ha tenido empacho alguno en desconocer las instituciones liberales, las reglas constitucionales y el estado de derecho, es también una seria amenaza para nuestra democracia. Ciertamente hay un profundo desencanto y frustración de una parte importante de la población con el gobierno actual por la forma como negoció con las Farc, pero la ultraderecha quiere dar un golpe definitivo a la democracia y al liberalismo.
Sus votantes están cada vez más impacientes con el sistema constitucional de los frenos y contrapesos entre los poderes, con las exigencias derivadas de la protección de las libertades políticas para las minorías, incluyendo los exguerrilleros, y con las imposiciones de la justicia cuando debe investigar crímenes cometidos por agentes del Estado o delitos como la calumnia o la difamación. Los recientes actos de violencia contra las Farc y Petro, en los que participaron grupos de ultraderecha, indican precisamente el grado de intolerancia contra otros grupos políticos y la no aceptación de la pluralidad de visiones del mundo. El comportamiento del máximo líder ha sido en los últimos años antiinstitucional, antiliberal y antidemocrático. ¿Qué podemos esperar si el candidato de Uribe, Iván Duque, gana las elecciones? ¿Profundizará el proceso de abolición de las instituciones liberales y democráticas, para darle una mayor preponderancia al poder ejecutivo y así transformar radicalmente el Estado?
Es necesario enfrentar los dos proyectos del populismo en curso en Colombia, porque en ellos hay una creciente hostilidad contra la democracia y las libertades individuales. Hay riesgos muy grandes en ellos que debemos evitar. Los ejemplos más recientes de experiencias populistas nos deben servir para ponderar nuestra mayor e importante decisión democrática en las elecciones presidenciales. Trump es uno de los peores modelos de una forma antidemocrática de ejercer el poder, pero no es la única. Rusia, Turquía y Venezuela han visto el surgimiento de hombres fuertes antiliberales –Putin, Erdogan, Chávez–, que se convirtieron en dictadores. En Polonia y Hungría, los populistas han debilitado las instituciones y amordazado la oposición. En Alemania, los extremistas de derecha celebraron su triunfo electoral aludiendo a los símbolos nazis. Esta derecha populista es ultranacionalista, xenófoba y excluyente, cuestiona el estado de bienestar y la democracia representativa. ¿Qué hacer hoy para evitar su llegada a Colombia? Votar por los candidatos que defienden las virtudes de la libertad y el autogobierno, que enfrentarán la corrupción, realizarán el liberalismo social y afianzarán la paz: De la Calle y Fajardo