El ser humano está alineado para trabajar con la luz del sol
“Hay que partir por decir que dormir es una necesidad de todas las especies, es que incluso las plantas tienen un periodo de reposo. En la evolución del ser humano el organismo quedó programado para descansar en la noche y trabajar en el día, a eso se le llama el ritmo circadiano, que no es otra cosa que la adaptación a unas condiciones específicas. Cuando hay oscuridad el cuerpo secreta hormonas para poder mejorar su funcionamiento cuando llega la luz del día; no obstante, con la industrialización se creó la necesidad de los turnos nocturnos para aumentar la productividad, pero eso va en contra de la fisiología, de lo natural, y por ello se pueden producir trastornos que generan riesgos de enfermedades cardiovasculares, de metabolismo, cognitivos, de falta de atención o de memoria y que afectan las relaciones interpersonales. Incluso hay predisposición a padecer de algunos tipos de cáncer. Mientras en el día el organismo secreta cortisol que despierta y marca el ánimo y la disposición para laborar, durante la noche se produce melatonina para dormir, además de otras funciones que permiten reparar los tejidos celulares y organizar conexiones neuronales. Pero ya que parece inevitable la cuestión del trabajo nocturno, lo más indicado es que los turnos tengan la mayor duración posible para que las personas se puedan adaptar, que sea mínimo 15 días y luego que se compense con descanso para pasar a trabajar de día. Obviamente hay unas condiciones genéticas que hacen que algunas personas se adapten y sufran menos que otras. Aún así, a diferencia de muchos roedores que sí evolucionaron para estar activos en la noche, nosotros estamos alineados con el sol, aunque eso a un industrial no le sirve”.