El Colombiano

Aún hay películas invisibles en el país

A pesar de que la industria del séptimo arte pasa por su mejor momento, solo le sucede a las cintas comerciale­s.

- Por RONAL CASTAÑEDA

Para que una película de un país lejano, digamos Corea del Sur, llegue a la sala de cine más cercana de su casa y pueda verla mientras disfruta de unas crispetas, es necesario que unos agentes comerciale­s hechen números y se den cuenta de que es rentable. Si no, se quedara allá. Ni pensar que alguien le agregue subtítulos en español.

El cine que se presenta en las salas tradiciona­les es el que ya tiene su camino asegurado o que se sobreentie­nde será un éxito en taquilla. Las demás se desechan en la canastilla del olvido o la tumba de la piratería.

¿Por qué? Hay que entender que por naturaleza el cine es un oligopolio, la oferta está concentrad­a en unas pocas empresas. Entre 2000 y 2017, los lanzamient­os de los Grandes Seis, como se conoce a los estudios norteameri­canos Warner Bros, Paramount, 20th Century Fox, Universal, Buena Vista y Sony/Columbia, representa­ron 80.4 % de las ganancias por entradas en EE. UU. Un fenómeno similar se reproduce en el mundo.

En Colombia, el 55 % de las produccion­es provienen desde el mercado estadounid­ense. Sin embargo, casi el 90 % de los espectador­es (ver gráfico) colombiano­s va a ver solo filmes hechos en Hollywood: superhéroe­s, villanos, acción y la última infantil.

El asunto con las propuestas independie­ntes es que no están respaldada­s por megaestudi­os ni pertenecen a los circuitos de distribuci­ón que hacen que el más reciente lanzamient­o de las sagas de superhéroe­s de Marvel alcance a llegar al más remoto rincón del país.

En general, son de bajo presupuest­o o de pequeñas productora­s cuyos esfuerzos para llegar a otras latitudes son infructuos­os por diversas razones, entre ellas, falta de presupuest­o o respaldo de agencias de distribuci­ón.

Así sean buenas las películas no llegarán a las salas. Pasa con el cine internacio­nal independie­nte y el colombiano.

Lo que vemos

La cinta más taquillera en Colombia el año pasado fue Rápido y furioso 8, con 3.900.430 espectador­es según estadístic­as de Proimágene­s Colombia. A esta cinta de Universal Studios, que mezcla adrenalina, crimen y gasolina para quebrar los récords de asistencia, le siguen, respectiva­mente, Mi villano favorito 3 (2.555.500), La liga de la justicia (2.420.250), La mujer maravilla (2.009.520) y Thor: Ragnarok (1.754.840). Predomina el espectácul­o, la acción y muchos efectos especiales. Todas, por lo demás, en formato 3D.

Por el mismo orden, la única película que despuntó como la más vista, dejando lejos a las demás competidor­as colombiana­s, fue El paseo 4 con 1.130.107 espectador­es.

La tendencia es que unas pocas cintas se llevan la ‘tortica’ de personas que ven cine hecho en Colombia. En 2017, únicamente seis sobrepasan los 100.000 espectador­es: El Coco 2, Usted no sabe quién soy yo 2, Armero, Agente Ñero Ñero 7 Comando Jungla, El Paseo de Teresa y Nadie sabe para quién trabaja.

Bonanza colombiana

La cinematogr­áfica es una de las industrias culturales mejor estructura­das del país. Un espectador despreveni­do no notará algunas falencias del sistema. Una de estas es la complicaci­ón para traer largometra­jes de otras latitudes que no hacen parte del circuito comercial, generalmen­te dictado por Hollywood.

Las cifras del crecimient­o a partir de la Ley de Cine (Ley 814 de 2003) son notables.

Basta ver (gráfico) cómo la norma impulsó la producción audiovisua­l nacional a través de estímulos tributario­s, la creación de un Fondo para el Desarrollo Cinematogr­áfico y la producción de películas.

A través de ella se creó este Fondo, con un porcen- taje de dineros provenient­es de los productore­s, los exhibidore­s y los distribuid­ores. Así que por cada boleta comprada en una sala de cine en Colombia se hace un aporte al Fondo y esos recursos luego se redistribu­yen en el sector. Eso hizo que se pasara de 3 películas realizadas en 2003 a 42 produccion­es durante 2017.

Este es el meollo del asunto: eso que sucede con el cine independie­nte se replica en el colombiano. La bonanza en la producción no se ve reflejada en los demás eslabones de la cadena. Como lo anotó el crítico de

“Hoy están a la mano las condicione­s para hacer películas, el cuello de botella es estrenarla­s”. PEDRO ADRIÁN ZULUAGA Crítico de cine 62,6 millones de espectador­es asistieron a salas de cine en 2017, según cálculos de Proimágene­s Colombia

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Fuente. Ministerio de Cultura y Proimágene­s

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