ESE DESASTRE DE MEDIO SIGLO
El ciudadano que esté alistándose para llegar a la Alcaldía, debe reconocer como prioridad la continuación eficiente del proyecto de recuperación del centro.
Ninguna de las soluciones para la conservación del viejo centro de Medellín, propuestas desde hace nada menos que medio siglo, ha sido desatinada. Lo que leímos sobre el tema en la edición de ayer de El Colombiano nos muestra sentido práctico, ajuste a las realidades y perspectivas de la ciudad y posibilidades de realización evidentes. ¿Pero qué ha fallado en estos cincuenta años? ¿Por qué unas recomendaciones tan razonables y si se quiere tan sencillas como la de regular el tránsito de automotores se han subestimado tantas veces y sea tan difícil asumir hoy en día una actitud de optimismo realista como para aspirar a que el centro, el barrio fundamental y de todos, algún día vuelva a parecerse al menos a lo que fue en nuestros días de infancia y adolescencia?
Soy de los que han visto crecer la hierba en esta ciudad acogotada por la inequidad, la violencia, la inseguridad y todos los problemas habidos y por haber, pero capaz de rehacerse gracias al espíritu inconforme que impulsa hacia el progreso, a la innegable capacidad innovadora y al buen criterio de varias administraciones que no se han dejado tentar por la inercia. Cuando se publicó en 1968 el citado Estudio sobre el centro de la ciudad, se veía tan fácil frenar las amenazas de desbarajuste que más bien se aplazaron las decisiones porque no se calificaban de urgentes. El tiempo ha vengado la improvidencia, la potencia de la politiquería, el populismo y los intereses creados y, muy en especial, la carencia de continuidad y eslabonamiento entre los proyectos de las sucesivas administraciones.
No es hora de adelantar juicios inútiles de responsa- bilidades. Todos han acertado en algunos programas y han fracasado en otros. Hemos creído que Medellín ha sido una de las ciudades bien gobernadas, en líneas generales. ¿Pero cómo puede ser concebible que ese presunto buen gobierno que ha sostenido la ciudad durante dos o tres generaciones acuse tal incompetencia que se permitió el crecimiento constante de la destrucción del centro y en los momentos actuales, con todo y la pertinencia de las estrategias trazadas por la administración vigente, el futuro siga siendo incierto porque la magnitud del problema puede desbordar la gestión emprendida con civismo, inventiva, sensatez y recursos presupuestales?
Aunque sea prematuro hablar desde ahora de la sucesión en la Alcaldía, el ciudadano que esté alistándose para llegar a ese cargo y los que pretendan competir por la formación del nuevo Concejo, deben reconocer como prioridad la continuación eficiente del proyecto de recuperación del centro. Los resultados que se aprecien en los próximos veinte meses van a indicar la eficacia real de un plan que ha de significar la corrección histórica de un desastre anunciado hace medio siglo