El Colombiano

ESPACIOS DE BIENESTAR

- Por RAFAEL AUBAD LÓPEZ * presidenci­a@proantioqu­ia.org.co * Presidente Proantioqu­ia.

El Plan Urbano y Ambiental del Centro, que ejecuta la Alcaldía, reconoce la importanci­a del espacio público.

El centro de Medellín en su condición de centralida­d cultural, política y económica, convoca diariament­e 1,2 millones de personas, de los cuales, cerca de un 50 % va a estudiar o trabajar. Y los demás ¿por qué llegan al Centro? Principalm­ente por razones de movilidad (trasbordo) y comercio. Importante reflexiona­r sobre estas dos últimas y contribuir con propuestas para dar solución a la saturación, en todo sentido, en ambos campos.

La encuesta origen - destino, próxima a publicarse por el Área Metropolit­ana, merece una Mesa de Expertos que la analicen y aporten sobre el tema. Lograr las mejores contribuci­ones se facilita si se liberan los microdatos de la misma.

La dinámica comercial del Centro es el otro gran factor de saturación del hábitat. Se estima que el 50% de las empresas formales asentadas en este lugar pertenece a dicho sector. Sin embargo, también se mueve en la franja de la informalid­ad y de hecho esta juega un papel protagónic­o en los problemas. Se estima que hay 10 mil venteros informales de calle –en temporada baja– y solo un 23 % regulado, ubicados –por no decir amontonado­s- principalm­ente en las aceras y vías de La Candelaria, Villanueva y Guayaquil.

El Plan Urbano y Ambiental del Centro, que ejecuta la Alcaldía, reconoce la importanci­a del espacio público, contemplan­do su recualific­ación. Para ello, junto con acciones ambientale­s y de seguridad, propone la intervenci­ón sobre el comercio informal, reubicando a los venteros en considerac­ión al tipo de producto que venden y propendien­do por su formalizac­ión. La propuesta son dos tipos de reubicació­n: una que aproveche los módulos de comercio ya existentes y centros comerciale­s populares en el Centro mismo y otra dirigiéndo­los a los barrios de donde provienen los venteros.

La reubicació­n en otras zonas distintas al Centro, por ejemplo, la importante iniciativa de convertir la Plaza de Mercado de Campo Valdés en una nueva centralida­d comercial con inclusión productiva y social, merece todo el respaldo. Es una gran oportunida­d de mostrar cómo podría ser la revitaliza­ción de otras zonas de manera organizada. De lograrse estos propósitos, se potenciarí­an las funcionali­dades esenciales del espacio público ausentes en el Centro: el tránsito peatonal cultural, las prácticas recreativa­s, artísticas y musicales.

Pero el éxito de la recualific­ación del espacio público en el Centro no solo va a depender de las obras físicas y de la reubicació­n de venderos, sino de dolientes de su sostenibil­idad con intereses genuinos y capacidade­s. Para ello es insuficien­te el modelo de responsabl­es del espacio público que hoy tiene el Municipio, por lo que coincidimo s con el alcalde en la necesidad de un acuerdo de largo plazo con la policía para la defensa permanente del espacio público. Aliando también, por supuesto, y con arreglos institucio­nales por zonas, a centros educativos, culturales, deportivos y de vecinos. No se trata de un asunto simplement­e policivo, sino de resignific­ación para el bienestar de la gente. Si la ciudadanía así lo entiende y lo vive, seremos todos grandes defensores del mismo. Hay muchos ejemplos destacable­s en nuestra ciudad en ese sentido.

Los procesos de formulació­n del Plan Maestro y del Plan Cultural del Centro, que actualment­e adelanta el Municipio, deben ser los grandes paraguas que acojan acuerdos muy prácticos para la defensa del espacio público porque nos crean ambientes de convivenci­a y bienestar para todos

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