¿RECUERDA A GUANTÁNAMO?
Hace poco viajamos a la Base Naval de la Bahía de Guantánamo en Cuba como observadores legales de un caso contra un detenido acusado de ser un líder de Al Qaeda. El complejo de comisiones militares conocido como Camp Justice - una mezcla de remolques blancos y carpas de color beige en una pista de aterrizaje abandonada- fue establecido por la administración de Geor
ge W. Bush en 2001 para enjuiciar “rápidamente” a los sospechosos de terrorismo a raíz del 11 de septiembre. Pero ha pasado más de una década, las carpas todavía están allí, y también lo están 41 detenidos. Es el circo ambulante que nunca sale de la ciudad.
En una época, Guantánamo encendió pasiones por todo el espectro político. Hoy el consenso bipartidista es la apatía. Y esa apatía permite una injusticia duradera en forma de detención indefinida, procedimiento contaminado y burocracia disfuncional. Sólo una periodista, Carol
Rosenberg de The Miami Herald, sigue reportando con regularidad desde Guantánamo. Durante dos semanas de audiencias tarde en enero y a principios de febrero, encontramos que la galería de la corte estaba casi vacía. Observamos los procedimientos desde atrás de una barrera de vidrio con audio transmitido con un retraso de 40 segundos para poder interceptar revelación accidental de información clasificada.
El presidente Trump anun- ció en su discurso del Estado de la Unión, que vimos desde una carpa sin aire en Camp Justice, que había firmado una orden ejecutiva para mantener abierto a Guantánamo. Luego, el mes pasado, su administración indicó que está abierto a la idea de enviar más cautivos allí, incluidos miembros del Estado Islámico. Serían los primeros recién llegados en una década, extendiendo la vida de una institución que ha decepcionado en todos los frentes.
También el mes pasado, el secretario de Defensa James
Mattis despidió al oficial encargado de vigilar los juicios. El Pentágono no dio explicación, pero algunos especularon que era porque el oficial había explorado un posible acuerdo con la Fiscalía para los sospechosos del 11 de septiembre.
Y la semana pasada supimos, gracias a los informes de la Sra. Rosenberg, por qué los abogados del hombre acusado de ser el cerebro detrás del bombardeo Cole desafiaron la orden de un juez de aparecer en la corte. Al parecer encontraron un micrófono disfrazado como detector de humo en el cuarto donde se reunían con sus clientes.
Es claro que las comisiones han sido un fracaso. Desde el comienzo, los han perseguido acusaciones de injusticia inherente. Los rumores y las pruebas obtenidas mediante coacción, que nunca se permitirían en un tribunal civil, son potencialmente admisibles en este procedimiento. Más prosaicamente, la ubicación de la corte en una isla en el medio del Caribe significa que todos los abogados y jueces viajan de ida y vuelta desde Estados Unidos en costosos vuelos fletados por militares, lo que agrega complejidades logísticas y demoras.
Como resultado, aunque aproximadamente unos 780 detenidos han estado en Guantánamo, las comisiones han pasado sólo ocho condenas, y la mitad de ellas han sido revocadas o parcialmente invalidadas. Los casos se quedan años en procedimientos preliminares. La mayoría de los detenidos en Guantánamo probablemente nunca tendrán su día en el tribunal, lo que significa que nunca haremos entrega de la justicia que las familias de las víctimas del terrorismo merecen. Después de una década o más tras las rejas, más de la mitad de los detenidos restantes aún no han sido acusados de ningún delito. El gobierno de los Estados Unidos simplemente no sabe qué hacer con ellos.
Ahora que la administración Trump ha planteado la posibilidad de que podría sumarle a las filas de los detenidos, los estadounidenses ya no pueden darse el lujo de olvidarse de Guantánamo. Tenemos que poner fin a este experimento judicial fallido.
Ya es hora de terminar este vergonzoso capítulo en la historia de Estados Unidos y empacar la ciudad de carpas de Guantánamo de una vez por todas
Ya es hora de terminar este vergonzoso capítulo en la historia de Estados Unidos y empacar la ciudad de carpas de Guantánamo.