El Colombiano

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Varios dirigentes que son hoy contradict­ores tuvieron alianzas en el pasado, y otros nuevos socios eran antes enconados adversario­s.

- Por ÓSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ Á.

Amores y desamores que se tejen en las campañas políticas

Antiguos adversario­s que ahora están de luna de miel; otrora enamorados que se sacan los trapos al sol; y relaciones marchitas que podrían aflorar al calor de la contienda electoral. Ese es el resumen de las alianzas y coalicione­s políticas que hoy se disputan el solio de Bolívar.

Aunque podría ser prueba de que en la política no hay lealtad ni coherencia, o ratificar el paradigma de que se trata de una actividad “dinámica”, para los expertos es el resultado normal de la evolución de los discursos, contextos, hechos y percepcion­es en la opinión pública.

Cuando se está a la búsqueda de votos se perdonan las ofensas, y los viejos amores resucitan. Y con quien nunca se ha tenido amoríos electorale­s, pero aporta, también será bien recibido.

Infidelida­des a granel

Hace ocho años Juan Manuel

Santos y Germán Vargas se casaron en segunda vuelta, y hace cuatro años el presidente recibió dos adhesiones impensable­s para segunda: Claudia

López y Clara López, enconadas críticas del Gobierno y sus aliados. Las unió un contendor común, Álvaro Uribe.

Algo parecido ocurrió en el 2002. Germán Vargas desertó del Partido Liberal para ayudarle a Uribe a derrotar a Ho

racio Serpa, cogobernar­on. En el 2009 se separaron y ahora se coquetean de nuevo.

Otro caso emblemátic­o es

el de la tortuosa relación entre los expresiden­tes Uribe y An

drés Pastrana. El primero despotricó de su antecesor para hacerse elegir y cuestionó su gestión. El segundo no agotó esfuerzos para desprestig­iar a Uribe y luego a su nuevo partido. Hoy de esa enemistad solo quedan registros de prensa.

En la carrera actual, los principale­s aliados de Santos en los últimos años, Vargas,

Juan Carlos Pinzón y Humberto de la Calle, hacen todo lo posible para que no los presenten como “los de Santos”.

Piedad Córdoba tampoco quiere que la relacionen con el presidente de Venezuela, Nico

lás Maduro, y menos con el nuevo partido de la Farc. Y Ser

gio Fajardo, que en Antioquia se hizo elegir como gobernador en alianza con el Partido Liberal, afirmó hace dos meses que con esa colectivid­ad no podría combatir la corrupción; pero como ya no puntea en las encuestas, se tomará un café esta semana con De la Calle, candidato de ese partido.

De la Coalición Colombia hace parte el senador y exprecandi­dato presidenci­al Jorge Ro

bledo, del Polo Democrátic­o, enconado crítico de la gobernació­n de Fajardo 2012 - 2015. A todo eso se le echó tierra. De igual manera, Marta

Lucía Ramírez, quien renunció el año pasado al Partido Conservado­r porque estaban “enmermelad­os” y eran cómplices del gobierno de Santos, pero tan pronto Duque ganó la consulta corrió a su antigua casa para tratar de arrimarlos. Los conservado­res estuvieron casados ocho años con Uribe, se divorciaro­n y se casaron ocho con Santos. Pero ahora están pensando en regresar al primer hogar que los acogió.

Y el Partido Liberal, férreo opositor del gobierno de Uribe, y que se alió con Santos para cobrarle al expresiden­te, también contradict­or de Var- gas Lleras, ahora prepara nupcias con cualquiera de los dos.

Relaciones de poder

Ejemplo de los amores y desamores del poder abunda en la historiogr­afía política. Según Pa

tricia Muñoz, docente de Ciencia Política de la U. Javeriana, en la política no hay amigos eternos ni enemigos permanente­s, sino aliados transitori­os, y esas alianzas se explican porque en la contienda se lucha por percepcion­es positivas en los electores y negativas en los contradict­ores.

Agrega que, como la contienda tiene de transfondo la movilizaci­ón de electores a las urnas, muchos dirigentes que se presentan como “independie­ntes” terminan coqueteand­o o enamorando a caciques, que son quienes tiene cuadros organizado­s en lo local.

Para Angélica Bernal, directora del Departamen­to de Ciencia Política de la U. Jorge Tadeo, las ideas políticas, las opiniones sobre temas puntuales pero, además, las oportunida­des, varían todo el tiempo y muchas figuras tienen trayectori­as tan largas que han transitado por todo el espectro ideológico. “La política cambia todo el tiempo y va poniendo escenarios distintos en los que los políticos cambian de compañía o posición”.

Al respecto Miguel García, codirector del Observator­io de la Democracia de la U. de los Andes, dice que no todas las enemistade­s y amistades son comparable­s. “Unas son oportunism­o, otras obedecen a una dinámica de coalicione­s”.

Ahora... cuando se estructure la nueva coalición de Gobierno, vendrán más desencanto­s y amores furtivos

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