SOPLO DE VIDA PARA CANDIDATOS DESDE EL NEUMOLÓGICO
Uno de los peores errores que comenten siempre los candidatos a la Presidencia de la República, al referirse al tema ambiental, es pensar que se debe tratar de la misma manera como se trata la lista de mercado que la sociedad les pide comprar, como la alimentación, la educación, la vivienda, la salud o el crecimiento económico.
Un buen presidente deberá ser capaz de incrementar la capacidad de sus compatriotas para administrar sus propios recursos naturales de manera racional e inteligente en su territorio, para que puedan proveer precisamente de esos beneficios y servicios básicos que tanto les falta. Cuando hablamos de medio ambiente hablamos de las estrategias necesarias para que la vida en los territorios continúe de manera inteligente y sostenida. Es la base que garantiza las necesidades. Y no al revés.
El gran reto que tenemos en Medellín, así como en el resto de ciudades colombianas no es bajar la contaminación por sí sola, sino de incrementar la capacidad de sus habitantes para entender que lo que está en juego es la salud, los alimentos, el agua potable, la energía, el empleo, el futuro. Todavía escucho manifestaciones de molestia por no poder sacar el carro cuando la alerta está en naranja. Empezando por la actitud, por una nueva cultura. Las autoridades responsables todavía no cumplen su función. No han explicado que las enfermedades respiratorias son la primera causa de muerte en los niños y la tercera en los adultos, después de las cardiovasculares y las cerebrovasculares. Es decir, nos espera un largo camino por recorrer.
De acuerdo a la Fundación Neumológica Colombiana, www. neumológica.org, uno de cada diez niños tiene asma y la neumonía continúa siendo la causa más frecuente de muerte en niños menores de 5 años, sobre todo en los estratos más bajos donde las condiciones nutricionales y ambientales son peores. Que alguien les sople esto a los políticos, pues lo que tienen que hacer es promover la salud a través de un medio ambiente sano. La prevención como estrategia. El diagnóstico es la base y las medidas, acciones y tratamiento, el plan. Lo mismo sucede entonces con la educación en donde de acuerdo con las Naciones Unidas, la mayoría de colombianos no tenemos ni idea qué es cambio climático, cuáles son sus impactos en los territorios y en la gente, y mucho menos cuáles son sus causas y las consecuencias. La plata destinada para prevenirlas no existe.
Ni qué hablar de lo económico. Después de tantas pérdidas, todavía no hemos relacionado la inflación con el clima, cosa que en cualquier país subdesarrollado hacen. El precio de los alimentos depende directamente de la disponibilidad de los productos, la de los productos depende del éxito en las cosechas y las cosechas del clima.
Es obvio que los territorios colombianos sin agua no son viables. La mancha del desierto sigue aumentando y la tala de los bosques sigue en ascenso. No hicimos la tarea que debimos haber hecho. La gente sigue sin agua y la inflación al vaivén de los especuladores que se aprovechan del vacío en la información.
Recordemos que 19 áreas del sistema de parques nacionales naturales suministran el agua que demandan alrededor de 25 millones de personas, aportando $491 millones de dólares para el sector de agua potable. Los distritos de riego que se benefician con agua proveniente del sistema de parques nacionales naturales - SPNN- representan al menos 152.286 hectáreas y unas 25.857 familias beneficiadas, y se estima que estas áreas aportan al menos $884 millones de dólares en el sector agrícola, y el 50 % de la energía hidroeléctrica que se produce en el país, utiliza agua que proviene de parques nacionales que aportan al menos $502 millones de dólares por adicionalidad hídrica en el sector energético.
Entendemos que la prevención no da votos, pero que alguien les cuente a los candidatos, como dice la Fundación Neumológica Colombiana, es por un único “soplo de vida”
Las autoridades todavía no cumplen su función. No han explicado que las enfermedades respiratorias son la primera causa de muerte en los niños y la tercera en los adultos.