Mente y cultura son los muros a derribar
A pesar de las barreras que existen en el país, más de mentalidad y cultura que de otra cosa, el tema de los pagos sin contacto está en camino de ser el nuevo estándar del comercio en Colombia. Más temprano que tarde la gente terminará reconociendo las bondades que ofrece este mecanismo. Las facilidades que otorga, su rapidez y seguridad para realizar un pago. Este año será más frecuente encontrar comercios que ofrecen esta opción de pago, que para montos bajos no requiere clave. Algunos bancos fijan un tope de 50.000 pesos sin pedir pin, pero si requiere un monto mayor sí necesita la clave de seguridad. El gran mito a derribar es si es seguro este mecanismo, pero todas las políticas de seguridad e información están validadas, con estándares internacionales. Lo que desvirtúa cualquier temor al respecto. Hay países en donde funcionan masivamente los pagos sin contacto, por ejemplo, Brasil, Estados Unidos y Australia. No se necesita el efectivo. Un segundo elemento a derribar es lograr la aceptación, que los co- mercios tengan más mecanismos de pago, más terminales con este tipo de tecnología. Los costos se reducen y hay personas que piensan lo contrario. Adicionalmente, existe otro factor que va a estimular los pagos sin contacto y será el surgimiento de las sociedades especializadas en depósitos y pagos electrónicos, permitidas en la Ley de Inclusión Financiera de Colombia. De esta manera, la gente no va a requerir ningún plástico y a través de su celular podrá hacer algún pago o transferencia. Este tipo de sociedades
fintech (empresas de base tecnológica) se volverán monederos y billeteras virtuales. Se creará una banca, en donde el usuario no será cliente de un determinado banco. Será una aplicación digital la que permita hacer pagos y transacciones. Sin embargo, están en proceso de consolidarse para otorgar créditos y ya están autorizadas para ofrecer servicios específicos, como pagos y transferencias. Este concepto apenas se consolida en América Latina.